Si me preguntan, creo yo que la génesis de la novela ensayo, o la novela de ideas, como casi todo, se encuentra en el Quijote, en el capítulo treinta y ocho, donde el de la triste figura nos lanza aquel discurso sobre las armas y las letras. De allí parten Bioy Casares o el propio MIlan Kundera…
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Es de admirar, entre muchas otras cosas, el buen tino con que Cervantes hizo coincidir dos desenlaces tan dispares como el de “El curioso Impertinente”, esa novela ejemplar, sub género que atesora sus raíces morales en Heródoto y Platón, que inserta dentro del Quijote y que el cura Pedro Pérez lee en la venta de Palomeque, con el destino de los amores y desventuras de sus personajes Lucinda, Dorotea, Don Fernando y Cardenio. La muerte es la desdicha mayor de las desdichas. Camila Anselmo y Lotario son la constatación de la tragedia. Pero los otros, los otros son la constatación del acomodo y la esperanza.
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