La filosofía, que parecía agotada hacia fines del pasado siglo, y que se repetía en sí misma una y otra vez, recorriendo iguales caminos, parece haber encontrado en el desarrollo tecnológico de los últimos años una nueva razón para reinventarse. Si antes los pre socráticos aludían al Arjé y Sócrates y Platón a la dualidad entre alma y cuerpo, ahora las redes sociales y las novísimas y complejas formas en que se manifiesta la comunicación humana pudieran convertirse en tópico esencial de los nuevos pensadores. Y sin embargo, tal parece que Apple’s y Microsoft llevan ventaja de dos pies y medios sobre el pensamiento filosófico moderno. Es como si la ciencia estuviera apabullando a la antiquísima tradición de analizar al mundo y sus fenómenos.
(Escrito en febrero del 2015)