427.

El ilustrador Cubano Edel Rodríguez, que se ha hecho famoso por sus portadas anti-trump para las revistas Der Spiegel y Time, estuvo en La Habana en una exposición que la casa de las Américas le ayudó a montar. Luego regresó a los Estados Unidos y dijo en alguna entrevista que los cubanos extremistas de Miami lo ofendían debido a la naturaleza de su obra, tal y como hacen en la isla con los disidentes. Que eso lo afirme alguien que se prestó para ser utilizado por la dictadura castrista no sólo me parece aberrante, sino (sobre todo) despreciable. Y es que este movimiento anti-trumpista, tan combativo y quejumbroso al mismo tiempo, nos regala sorpresas a cada paso.

426.

En “Pequeña indagación de lo cheo”, una columna publicada en Hypermedia, Gilberto Padilla Cárdenas cae en ese ya ancestral mal de la intelectualidad cubana de intramuros: envidiar a la Miami pujante que se avecina al frente. Y aún peor, comete él mismo la chealdad de equiparar a esa amada y odiada ciudad de Miami con la Habana de ridículas ordenanzas revolucionarias, imbuidas todas de ese falso patriotismo que el castrismo colocó sobre la mesa hace ya la friolera de sesenta años. Para Padilla Cárdenas el rasero es casi igual. Una fortuna que la historia lo contradiga. O como diría el babalao Carballo de la Creche: “envidioso, pa’llá pa’llá que tú está’ fula…”

423.

La Democracia tal y como la conocemos es, en fin de cuentas, una expresión mayoritaria del colectivismo más ramplón, es un reflejo de la tiranía de las mayorías. La democracia, aunque cueste reconocerlo, suele ser una patología dañina que termina por corroer la libertad de los hombres. Es necesario, entonces, situarla en su contexto verdadero. Para ello es necesario un nuevo pensamiento que la escudriñe y rete. Para ello es necesario una revolución de la filosofía y las ideologías.

422.

Mirando una vieja presentación de Salvador Dalí en el programa “What’s my line?” de la televisión norteamericana, me percato de que Bennet Cerf, fundador de Random House, le pregunta al insigne artista plástico si alguna vez ha publicado algo con su casa editorial. Dalí le responde que “sí”, sin albergar alguna duda. El programa de marras se grabó en 1957 y, sin embargo, no encuentro referencias de la colaboración del genio de Figueres con la Random House hasta 1969, cuando creó doce ilustraciones para una reedición de “Alice’s adventures in wonderland”. ¿Alguien sabe algo sobre el particular? ¿Existe alguna evidencia de una colaboración previa a 1957 entre Dalí y Bennet Cerf? ¿O simplemente el hombrecillo de Catalonia, aparte de ser un mitómano empedernido, tampoco dominaba demasiado bien el inglés? ¿Mintió deliberadamente o no entendió la pregunta que le hicieron y dijo un «yes» para salir del paso? Por cierto, cualquier edición original de la obra de Lewis Carroll con las figurillas de Dalí supera, en el mercado de hoy en día, los quince mil dólares con holgura.

421. Requiem por Notre Dame

Durante el paritorio de la catedral de Notre Dame, el gran debate intelectual que se libraba en la Europa de la Edad Media versaba acerca de si Cristo había o no reído en vida. Ya el Papa Inocencio III había decretado la cruzada albigenense en contra de los cátaros marianistas del sur de Francia y los dominicos, bajo la égida de Gregorio, echaban a andar la implacable rueda de la inquisición. Notre Dame, señores, surgió de la seriedad de la doctrina y de la suplantación de la adoración a la María simple por parte de los teólogos del catolicismo. El aborrecible Juan XXII, uno de los tres prelados de Avignon, estuvo a punto de contemplar la completa realización de tal obra maestra. ¡El mismísimo protector de Bernardus Guidonis! Murió tan sólo unos escasos años antes de que se colocara la última piedra en la pequeña isla de la Cité. ¡Quién pensaría, en aquel entonces, que siete siglos después la Notre Dame majestuosa, reflejo inequívoco de una época cardinal de la narrativa de los hombres, se vería herida de muerte tras un incendio fatuo! Ha fenecido la seriedad de Notre Dame bajo el adusto signo de una estrapada moderna. Puede escucharse el sermus generalis… una parte de la historia se ha convertido en historia… ¡Qué dolor!

420.

Ya están los intrigantes de siempre negando la versión oficial de que el incendio de la catedral de Notre Dame fue causado por las labores de renovación que allí se realizan. ¡Por supuesto que tamaño desastre se debe a las labores constructivas del milenario edificio! Se ha dado a conocer que el albañil Mohamed Mahalawi-Said se encontraba rezando a Allah en un de las claraboyas del ala Oeste cuando, al encender una “chismosa con luz brillante” ceremonial, la imitación de mini alfombra persa sobre la cual se arrodillaba se incendió accidentalmente, lo que causó que el apesadumbrado constructor manual echara a correr por uno de los pasillos de madera interiores que conectan con el techado, mientras agitaba al mismo tiempo la infortunada alfombra, dispersando pequeñas y letales volutas de fuego alrededor. El resto ya lo sabemos… Por favor ¡Dejen de esbozar teorías de conspiración!


Tras la retirada de escombros en Notre Dame, el presidente Macron autorizará la construcción de una mezquita…

419.

(Y la loba feroz no era tan feroz como la pintaban…)
La señora Ileana Ros Lethinen, tras su retiro del Congreso, se ha enrolado como senior advise de la compañía Akin Gump, un consorcio encargado (entre otras cosas) de promover negocios norteamericanos con la dictadura castrista.
“Akin Gump Strauss Hauer & Feld LLP has a long history of counseling businesses engaging in authorized trade with Cuba, as well as involvement in nongovernmental organizations with a particular interest in promoting change in U.S. policy and economic engagement with the country».

Así que ya saben, nada suele ser como aparenta. Somos simples peones…

418. Assange

El affaire, la jodedera sobre el tema de la detención de Julian Assange, es una excepcional oportunidad para establecer un debate sobre los alcances de la verdad y su relación con los estamentos del poder. Señores, todos somos peones, de una u otra forma. Amigos, nada es en blanco y negro.

417.

La Poderosa 670 AM es uno de los últimos bastiones del anticastrismo clásico en Miami (y por ende, en el exilio). Sin embargo, esta tarde, en unos de sus acostumbrados “paréntesis informativos” el locutor anunció con voz adusta que ya estábamos próximos a conmemorar otro aniversario de “ la invasión de Bahía de Cochinos, donde el gobierno norteamericano envió a mercenarios para derrocar a la revolución “. Al tipo que copió el mensajito del Granma deberían de botarlo por vago, por bruto y además, por imbécil…

417. Ghost Dog

Ghost Dog: The Way of the Samurai es, simplemente, una película hermosa. Cualquier otro calificativo que pueda otorgársele girará en torno a esa denominación central. Todas sus lecturas conducen, sea cual sea el camino que se escoja, a validar la magnificencia del sentido ético de la vida.

Ghost Dog es probablemente la pieza mayor en la cinematografía de Jim Jarmusch, un narrador imaginativo y audaz, inteligente e innovador. Su obra tiene la solidez de lo logrado, basado en la simpleza de lo que a Jarmusch se le da de manera natural: la narración precisa y la grandilocuencia del imaginario sin fronteras.

En esta cinta, colmada de gran sentido del humor (donde hay escenas francamente desternillantes) y de sensibilidad que borda lo exquisito, Jarmusch roza la estética de la cultura del ghetto, pero bajo la mirada ajena y distante del implacable código samurái. Una mixture de géneros, donde el cine chanbara, con toda su ética y su espíritu jidaigeki a cuestas, se emparenta con lo gansteril, con la matonería de barrio a lo Scorsese, con la simbología de la vieja guardia de la mafia siciliana. Un verdadero deleite, aupado por ese magistral perfomance que regala Forest Whitaker.

Esta es una de las cintas más honestas y delicadas que se han filmado en las dos últimas décadas. Si no la ha visto, corra y salde esa deuda lo antes posible. No se arrepentirá en lo absoluto.

416.

La nefasta costumbre de culpar a Batista de la llegada de Castro aún sigue regodeándose en la mente de muchísimos cubanos. El sentimiento antibatistiano se ejerce por algunos con tanto ahínco como el anticastrismo. (Y a veces más). Lo cierto es que podremos pensar lo que queramos en torno al segundo gobierno ilegítimo del “general”, pero seamos serios y admitamos que el horror del castrismo se arraigó desde mucho antes del golpe de estado del cincuenta y dos, en aquellos alzamientos perpetuos del opositor de turno, en los discursos populistas de un azuzador cualquiera, en las trifulcas de los estudiantes-delincuentes de la Plaza Cadenas, en los gánsteres revolucionarios que organizaban vendettas, en el periodismo amarillista que inventaba cadáveres y tropelías… Los que incitaron a la plebe durante medio siglo siempre guardaron en sus corazoncitos un lugar especial para el castrismo (o cualquier otra cosa que se le pareciera)…

415.

¡Una de las cosas más fascinantes que ha acontecido en los últimos tiempos es que un tipejo con cara de avestruz sea precisamente el encargado de “meter la muela” acerca de las bondades proteicas del avestruz! Ese Dios es un jodedor del carajo…

414.

El presidente isleño Miveh Bnhongo, líder de la revuelta tribal estudiantil del 2019 que propició el triunfo de la revolución socialista congolesa-cubana el 25 de junio del mismo año, celebra hoy el vigésimo aniversario de la anexión de la nación caribeña visitando la escuela primaria “Amistad inquebrantable entre los pueblos de Brazzaville y La Habana”, recordando el arte de la oratoria de Patricio Lumumba y advirtiendo al pueblo sobre los peligros de volver al pasado, cuando el régimen pro norteamericano de Miguel Díaz Canel sumía a la nación en el salvajismo del capitalismo sin frenos. Miles y miles de cubanos y cubanas saludaron a su líder en una emotiva marcha que evocó los logros obtenidos por la revolución congolesa en el curso de las dos últimas décadas…

413.

El sheriff Eli Thompson yace en una cama de hospital, luego de haber recibido un disparo en el abdomen. Uno de los hermanos De Alessio lo hirió cuando llegaba al casino de madrugada. Nucky ha ido a visitarlo y le asegura que no tiene que preocuparse, que todo volverá a estar bien. El sheriff Eli Thompson lo mira con descreimiento y le espeta, con el mayor de los horrores: “Vivimos en un nuevo mundo”.

Ocurrió en un capítulo cualquiera de la primera temporada de Boardwalk Empire, esa serie que narra, tomándose la licencia de las buenas obras, aquella época oscura y luminosa al mismo tiempo, en que los jóvenes y hambrientos Al Capone, Lucky Luciano y Meyer Lanski ascendían a la cúspide de la cadena alimenticia, mientras los viejos como Nucky Thompson compraban votos y contrabandeaban con Bourbon.

412. Totalitarismo en Cuba: un libro necesario

Ángel Velázquez Callejas posee el don, como estudioso de la filosofía, de contar con un sólido background teórico que le permite desplegar su despiadada crítica en contra de muchos de los valores establecidos que conocemos, específicamente en relación al tema cubano, con la simpleza de quien lee un cuento para dormir en una plácida noche de verano. Cuba: El último hombre es un ejemplo fehaciente de esto que les digo. A veces, incluso, llegamos a preguntarnos si Callejas es consciente de la manera revolucionaria en que visiona muchos de los tópicos inherentes a nuestra nacionalidad o, incluso, de la que forma en que aborda temas más universales dentro del área del pensamiento.
No me caben dudas de que el espíritu de Nietzsche ronda la obra de Callejas. Esa vocación por escudriñar desde una vocación crítica, pero mesurada, ideales canónicos del pensamiento y de la literatura criolla, lo convierten, sin dudas, en un excelente ejemplo de autor comprometido con su tiempo, de pensador agudo y reflexivo. Sin embargo, quien pretenda encontrar, en esta obra que nos ocupa, respuestas definitivas sobre determinados asuntos, terminará por decepcionarse, pues en las páginas de Cuba: El último hombre se propone más que cualquier otra cosa, como si fuera tarea del lector completar cada imaginario desgranado por el autor a lo largo de sus más de 311 páginas.

Velázquez Callejas abarca en esta obra desde el Zaratrusta Nietzschiano (donde por cierto se anima a hacer una comparación entre las tres metáforas ascéticas del pensador alemán y los tipos morales intelectuales de la isla) hasta el eterno tema del nacionalismo criollo, donde llega a plantear que el peso de la isla continúa permeando la obra incluso de los creadores exiliados.
El creador cubano es huérfano de la perspectiva psicológica de la geografía insular. Existe una conciencia del espacio físico, más no del etéreo, del mental. Y esto ha llevado, según nos dice Ángel Velázquez Callejas en El último hombre a convertir el nacionalismo en una constante de la obra criolla. Nacionalismo que se ha alimentado del trabajo intelectual de filósofos, escritores e historiadores, por ejemplo.

Y es que literatura y nacionalismo son un tópico cardinal en las preocupaciones intelectuales del filósofo Ángel Velázquez Callejas. Y lo desarrolla a plenitud en su último libro Cuba: El último hombre, aportando una cuota de necesaria crítica desde una perspectiva nietzscheana. El gran valor, en este caso, de Callejas, es que se atreve a arremeter en contra de ciertos conceptos establecidos con meridiana claridad y mucha lógica. Un punto muy interesante desarrollado por Velázquez, por ejemplo, es el de la insularidad dentro del universo imaginario del creador cubano, como le comentaba al inicio, y en el remanente nacionalista que esto acarrea, ya sea en el análisis del ideario martiano, al que califica como el Zeus del panteón local, o en la propia creación de literatura per se. Para Velázquez este nacionalismo constituye una especie de refugio psicológico e identatario, al cual califica con muchísimo tino como el peso de la isla. Lo peor para Callejas sin embargo, ha sido el constatar que dicho peso sigue siendo soportable para el intelectual cubano, lo que impide erradicar ese maligno lastre e que se ha convertido la cubanidad.

También nos habla Velázquez Callejas en Cuba: El último hombre de la violencia como base del nacionalismo cubano y de cómo éste ha llegado a convertirse en condición inseparable del mecanismo defensivo del hombre, deviniendo así en una ideología socio cultural construida en base a la figura central de un líder o caudillo. “La cultura nacionalista produce y cultiva el fanatismo. Y por ese fanatismo de creer en la absurda idea de que la nación, la nacionalidad, el pueblo, son conceptos que encierran una verdad existencial, se han creado los estereotipos de nuestra cultura” dice Velázquez Callejas en La máscara nacionalista, uno de los excelentes mini ensayos que componen este ejercicio filosófico repleto de conceptos reveladores y nuevas aproximaciones al tema de Cuba y su intelectualidad.

Es por ello y por muchas otras cosas que ahora se quedan en el tintero que me atrevo a recomendarles nuevamente Cuba: El último hombre, libro necesario y probablemente imprescindible en el panorama actual de la literatura ensayística del exilio, sobre todo por esa invitación constante al análisis y al ejercicio de la crítica. Disfruten.

410. Quicksand

En Quicksand, una serie sueca sobre teenagers y tiroteos escolares, el bueno es un emigrante de nombre Samir que cree en la redistribución de la riqueza y en el aumento de impuestos a los ricos “que cada vez son más ricos”. Es amable, sensible, inteligente, docto. El villano, en cambio, un rubio nativo, hijo de millonario que le complace en todos sus pervertidos gustos, es un indolente apolítico, perverso, misógino, desquiciado, que solo piensa en drogarse y en joder. Moraleja: ¡Proletarios de todos los países, uníos!

409.

Y ya verán que en Cuba, dentro de un par de añitos, hasta partiduchos de oposición (un puñáo) serán aceptados legalmente, siempre que cumplan con los requisitos del juego. Serán partiduchos suavecitos, ligeritos y bajitos de sal. Y hasta van a ganar un par de sillitas (plásticas) en esa cosa a la que le dicen asamblea, y en un 0.023 % de ocasiones votarán en contra de los designios del pueblo y del proletariado. Por allá por el 2025 se van a presentar con un candidatucho rosadillo a las primeras elecciones presidenciales y perderán por un déficit de 87 puntos de diferencia con el oficialista, probablemente de apellido Castro o Ruz o Canel o García de las Pelotas. Y entonces el mundo aplaudirá la reconstitución de la democracia en la isla chancletera y todos seremos felices y comeremos perdices. Ya verán…