La familia Epstein, como muchas otras, fue asesinada frente a la playa de Liepaja. Murieron mientras admiraban el azul de las aguas. La señora y sus dos hijos, desnudos. Los soldados letones les dispararon dos veces en la cabeza. Cayeron a la fosa como sardinas. Sonreían ante la inmensidad del Báltico. El padre, banquero del pueblo, murió sin saber del tristísimo destino de su familia. Un año antes había sido apresado por el ejército rojo. El gulag fue su última morada. Aún creía que sus hijos se encontraban a salvo, entre las tropas nazis invasoras. Murió feliz.
476.
En la Europa oriental de la segunda guerra, la casta intelectual y asesina de los Einsatzgruppen, entre las muchas variantes de provocar la muerte practicaron el aborto cuasi a término, específicamente en clínicas letonas. Casi ochenta años después, tal práctica es celebrada por los “liberales” y “progresistas” de las democracias occidentales como ejemplo de justicia y autodeterminación. La historia es cíclica…
475.
Un auto se estaciona en un barrio de casas pareadas carmelitas y árboles de hermosísimas hojas y flores rojas, y Elizabeth Perkins se despide de Tom Hanks con un beso en la frente. Y el viento de la tarde barre el pavimento. Y el hombre que se baja del auto y se convierte en niño, en el niño que fuimos, o que somos, regresa a su casa en el ocaso. No hay nada más triste que el recuerdo. Nada más triste que la añoranza de los años pasados, que la memoria de la niñez. Si por alguna poderosa razón jamás vieron “Big” de Penny Marshall, probablemente es hora de que le dediquen un tiempo.
474.
Idolizar a un hombre cualquiera, sea cual sea, es uno de los ejercicios más aborrecibles y tontos que solemos acometer en nuestras vidas. Mucho más notorio resulta cuando levantamos el altar de inmediato, sin dejar que la duda ponga un freno. El entusiasmo desmedido es una tara, una comemierduría irrebatible…
473.
¿Ya escucharon del chinito californiano congresista, todo un adalid en la titánica contienda que se libra contra la posesión de armas, siendo enjuiciado precisamente por… tráfico de armas? ¡Ay, aquella cancioncilla mediocre de los Pasteles Verdes…! La culpa debe ser del aborrecible Trump.
472.
Siri Hustvedt, una escritora galardonada hace unos días con el premio Princesa de Asturias de este año (confieso que ni siquiera la conozco; alguien dice que es la esposa de Paul Auster), vuelve a evocar la inepta petulancia de la izquierda cultural: pensar que están por encima del bien y el mal. La señora, que ya pasa los sesenta, confiesa que su mayor obsesión es Trump y que quienes votaron por el susodicho son los blancos pobres, brutos e indolentes de los Estados Unidos. Sigan comiendo de ese lado de la mesa, que la amargura se les convertirá en una amiga inseparable. ¡Qué gente, Dios mío!
471.
Cuando los llamados “liberales” de izquierda aseguran que abogan por un “socialismo democrático”, están reconociendo la naturaleza dictatorial de los sistemas colectivistas, de allí el acento en el presunto carácter plural de ese socialismo que aspiran a materializar. El problema es que los sistemas colectivistas no se corrigen tan solo garantizando la utópica invención de Clístenes, pues el principal mal que los aqueja es el de la injusticia. Allí donde se pretende que todos seamos iguales, quitando a unos para ensalzar a otros, termina por instaurarse la iniquidad. Así que ya sabes, no creas en cantos de sirenas. La quimera de un mundo igualitario contiene por sí mismo la semilla del horror.
470.
La primera temporada de O Mecanismo fue muy buena precisamente por ser lo menos brasilera posible; gélida, calculada, milimétrica… La historia de cómo se descubrió la corruptela de Odebrecht fue filmada con una frialdad nórdica, aunque la gesta se librase en el caluroso Sur. Para la segunda temporada, y quizás por la premura, todo se vino cuesta abajo. El guayabal tercermundista terminó por alcanzar a José Padilha y Elena Soarez. Una pena.
469.
Lo que de cierta manera nos reafirma “Above US Only Sky” es lo que ya sabíamos o al menos sospechábamos, que Yoko Ono se engulló de una zampada al bueno de John Lennon, inoculándole cada frase, cada idea, desde que ambos se juntaron y desandaron juntos el ancho mundo. Todas las otras cosas son predecibles: el talento, la pasión, el juego… era un buen tipo John, a pesar de Yoko…
468.
La primera temporada de Animal Kingdom fue modesta. Demasiado ligera por momentos, paquetera casi siempre. Los caracteres principales no se desarrollaron lo suficiente como para compadecernos de ellos, o como para emocionarnos. Pero la segunda vuelta volvió con una fuerza inusitada. Todo se volvió más serio y más oscuro. Fue como si los astros se alinearan para Jonathan Lisco (el veterano productor y escritor de The District y de otro puñado de buenas piezas), y las cosas comenzaran a fluir al fin. Ya comenzaré la tercera temporada y podré confirmarte si la serie sigue desandando el buen camino. Ojalá que así sea… Mientras tanto, puedes tú mismo comprobar cuánto te gusta o te disgusta… por Amazon Prime…
467.
Yo recuerdo a la Ellen Barkin de décadas pasadas con la nitidez que otorga el aferrarse a un tiempo ido que jamás volverá. Es una claridad brumosa. Es una tabla a la que asirse para saber y sentir que aún estamos vivos como si se tratase de ayer. Y es que envejecemos muy a nuestro pesar, por eso siempre sentimos que somos eternos jóvenes viscerales. Nuestro interior, que es el alma, es incólume al paso inexorable del tiempo. Todos cargamos encima con la dualidad maniquea de ser viejos y adolescentes al mismo tiempo; por eso el asombro constante del espejo, cada mañana, cada noche… el espejo de Borges en EL Aleph, el de a Iskandar Zu al-Kamayn y el de Alejandro Biscorne…
Ellen Barkin está en Animal Kingdom, ajada por el paso del tiempo, cuasi derrotada por los oprobiosos años. La serie es simple, rehúye en la medida de lo posible el cáncer que nos corroe a todos, el de la corrección política, el del inclusivismo a ultranza, aunque algún zarpazo la roce más de una vez. Para divertirse y pasar un buen rato… Además, Ellen sigue levantando el mentón, desafiando al mundo mientras se contonea con la dureza de una abuela que ha pasado por todo…
466.
Hypermedia Magazine ha rescatado para el lector virtual a Duanel Díaz Infante, uno de los jóvenes intelectuales cubanos que más respeté en su momento. Sin embargo, el tiempo, inexorable, pasa. Alguna vez me enredé con Díaz Infante en un intrascendente debate sobre la concreción del comunismo práctico. Ni siquiera recuerdo cuál era mi punto sobre el tema hace más de una década. Tampoco es importante. Lo que sí tenía claro es que en aquellos tiempos Duanel parecía ser un desgaje singular del amorfismo semi oficialista de la intelectualidad de extra muros, cosa que ahora no puede sostenerse, pues Díaz Infante ha sido engullido por el pensamiento unitario que no distingue populismos de colectivismos o nacionalismos de internacionalismos. No hay nada más inútil que hacer caso de intelectuales docentes que, desde sus cátedras universitarias, están seguros de poseer la verdad casi absoluta, aunque el sentido común se palpe en las calles y no en las aulas. Si algo podemos afirmar del fenómeno del trumpismo, es que a nivel de pensamiento ilustrado ha sacado muchos trapos a relucir bajo el sol.
465.
Vivimos tiempos en que la tiranía de Polifact y paginillas virtuales sucedáneas se impone. Es muy fácil, en aras de tratar de demostrar un punto, hacer click en los sitios de marras y creer que hemos alcanzado el dorado. Demuestra muy escaso rigor y poca seriedad. Por cierto, es curioso que tales “vigilantes de la verdad”, también respondan a la corrección política de moda. ¡Ah, la realidad no es enteramente subjetiva, mis amigos!
464.
Revisando algo de la historia de la época me percaté de que es común que a Batista el imaginario nacional le relacione con los comunistas por aquello de la Constituyente de 1940, o por el nombramiento de Juan Marinello como ministro sin cartera en 1943, o por la oficialización de la Confederación de Trabajadores de Cuba en el mismo año. Pero mucho antes de que esos acontecimientos acaecieran, específicamente en 1937, el ex sargento taquígrafo, y en ese entonces coronel, ya había dejado claras sus ínfulas de estadista de izquierdas al planificar aquel ambicioso Plan Trienal desde las oficinas de Columbia, que no era más que una pretenciosa copia de los planes quinquenales de la Rusia de Stalin. Las teóricas reformas políticas, sociales y económicas pretendían sustraer poder al poder ejecutivo, y varios millares de habaneros celebraron la cuasi buena nueva con multitudinarias manifestaciones de apoyo, como siempre acaece en estos casos.
463.
A propósito de una joda previa:
Nos tomamos demasiado en serio. Las redes sociales son el reflejo utópico de nuestras vidas. Todos somos culpables. Todos somos poetas, escritores, filósofos, parias, historiadores, tipos duros de barrio, detectives privados, músicos y críticos de cine, seres alados… pintores, equilibristas, políticos en potencia y analistas. No lo digo con acritud alguna. (Bueno, siempre habrá un poco de sarcasmo para recordarnos a nosotros mismos que a veces la existencia no debe ser tan grave) Así que amigos, asumamos sin complejos la verdad heterotópica de Foucault a la que suelo aludir cuando de Facebook se trata; a ver, repitamos juntos: “Todos somos poetas”. Abrazos, abrazos, mis amigos.
462.
¡Ñó, sospecho que hay más poetas en Facebook que poetas en la vida! ¿O es que la vida es Facebook… o acaso Facebook es la vida? ¡Ah, maldita heterotopia “foucaltsiana”! Todos somos poetas…
461. Kurosawa
Un anciano que carga consigo a la tristeza parece abandonar una
ciudadela fortificada alguna mañana de cielo límpido y azul, allá en el
imperio del sol naciente. A sus espaldas los soldados feudales
enarbolando lanzas y pendones, ataviados en uniforme de guerra,
observando el trágico abandono. ¡Cuánto dolor cuando la guerra no se
manifiesta! ¡Cuánto dolor cuando lo abarca todo la nostalgia!
Un
magnífico e imponente shiro en llamas, devorado por el color naranja y
la furia del implacable fuego inventado por Akira. Y sus colores. ¡Ay,
sus colores! La vida siempre ha estado repleta, desbordante de colores.
Así lo entendió el maestro Kurosawa. Aún en sus filmes sepia y blanco
sobresalía el espíritu de los colores del Japón lejano. ¡Por eso fue tan
grande!
460.
Veo un footage del Berlín de julio de 1945, destruido por las bombas
aliadas y la psicótica persistencia de Hitler. En la zona controlada por
los soviéticos una inmensa imagen de un Stalin victorioso preside la
avenida. Pronto el totalitarismo comunista sustituiría con perfección
malsana al totalitarismo nazi. Todo un pueblo, guerrero y orgulloso en
el pasado, viviendo una rápida transición de la barbarie a la barbarie,
sin pausas y sin dudas. De amos y señores de la Europa ancestral a
prisioneros de la pesadilla rusa. Una vuelta a los orígenes teóricos del
horror, visualizados precisamente por un judío alemán.
No hay
dudas acerca de que los gnósticos del Báltico acertaban al afirmar que
la historia se repite y se repite una y otra vez. Viaja a través de un
círculo solitario y perenne.
459. Suspiria
Luca Guadagnino ha filmado la “Suspiria” de Dario Argento bajo la sombra del Vergangenheitsbewältigung. Toda la cinta está teñida de la vergüenza alemana. Las brujas bailan en el sótano y puedes atisbar el dolor y el olor de la deshonra. Esta Suspiria no se trata solo de infringir terror: es también un ejercicio político. Y Luca Guagadnino es, más que cualquier otra cosa, un esteta que posee, por cierto, el acertado tino de regalarle a Tilda Swinton la posibilidad de ser inolvidable. No se la pierdan, esta será con el paso de los años una pieza de culto. En Amazon Prime.
458.
No puedo dejar de preguntarme por qué en el último folleto promocional de los parques de Disney en Orlando, las cuatro fotografías de páginas completas muestran a familias afroamericanas solamente. ¡Un cien por ciento! No blancos (la mayoría demográfica aún por amplios márgenes en este país), ni latinos (la población de mayor crecimiento exponencial durante las últimas décadas), ni asiáticos. Para empeorar las cosas, de las 44 fotos interiores, 12 se reparten entre afroamericanos y blancos por cabeza, 6 son de latinos, 3 de asiáticos y una de mujeres musulmanas con velos y todos. Las 10 restantes imágenes muestran a personas de diferentes razas, eso sí, siempre predominando la afroamericana. Es decir, si a 3 adultos y seis niños se les ve chapoteando en la piscina, 2 y 4 son negros. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Es decir, de las 48 fotografías en total, sólo un 25% corresponde a familias de la raza blanca, que en realidad es el 60% de toda la población norteamericana. (Si añadimos los blancos hispanos la cifra sube a un 77%). ¿La población de raza negra en USA? Un 13%…