521.

(Escrito en el 2015)

La inmensa mayoría de los intelectuales que emigraron de la isla, luego de formarse en sus escuelas e instituciones culturales, han adoptado posiciones anticastristas que abarcan una amplia gama del espectro crítico, desde el más velado enjuiciamiento hasta el enfrentamiento más brutal. Pero el posicionamiento ideológico de casi todos ellos continúa perpetuándose en la izquierda, en el estatismo hegeliano.

Es así que el debate sobre la era del neocastrismo y el probable post castrismo por venir se esté dando dentro de los anquilosados contornos del socialismo conceptual. Nada demasiado diferente a lo que ya acaeció durante la república pre fidelista. Es por ello que no resulta demasiado extraño que aún prime en el discurso “social” de estos hacedores de ilusiones la corrección política más arcaica, el buenismo más exasperante; y que el resultado de cualquier debate que se fomente o que se aliente sea inoperante y soso.

A la Cuba actual hay que redefinirla desde otros contornos, desde dimensiones diferentes. Es un imperativo, si es que en definitivas cuentas se pretende abandonar el chiquero del marasmo.

520.

(Escrito a la muerte de Romero, el 16 de julio del 2017, hace dos años)

El mítico creador cinematográfico George A Romero ha muerto hoy a los 77 años, tras batallar contra el cáncer de pulmón. Es uno, sin duda alguna, de los realizadores más importantes e influyentes del último medio siglo. Su visión estética y apocalíptica terminó por imponerse en el sub género zombie, el más emblemático de todos los que hoy en día reflejan la angustia de un futuro siempre al borde del abismo, siempre al borde de la existencia misma. Romero, que era hijo de un cubano inmigrante de la época de la revolución del 33, nos ha legado una obra poderosa, vital, transgresora y osada como pocas. “Night of the living dead”, su clásico mayor, estableció las bases modernas de buena parte del cine de horror que le sucedió. Dotó al género de un sustento existencial, de una clave filosófica que trasciende el miedo por el miedo. Su mirada cínica y amarga lleva implícita en sí misma el espíritu de la guerra fría, el miedo al apocalipsis y al fin de los tiempos. Ya la historia nos dirá si el testamento de Romero lo convertirá en profeta.

519.

American Sniper es una cinta sólida, con una excelente hechura, a pesar de albergar inconsistencias en el guión. No es un filme redondo, perfecto (¿alguna cosa lo es?), pero posee el espíritu de las grandes obras. Es este el Eastwood de aquella Gran Torino que alguna vez pensamos no volveríamos a ver.

¿Y por qué molesta tanto American Sniper? ¿Por qué todo el progresío gimió, lloró, se haló el cabello, echo espumas por la boca cuando este formidable filme vio la luz? Pues porque Chris Kyle es el típico héroe americano (cosa imperdonable en estos tiempos obamistas), sureño, cowboy, cazador, patriota.

Hemos llegado al punto de que los imbéciles de Hollywood optan por no aplaudir a una cinta sobre alguien que arriesgó su propia vida para salvar sus gordos y acomodados traseros, por aquello de que le disparó en la cabeza a unos cuantos terroristas en Fallujah.

Así vamos…

(Escrito en junio del 2015, pero con plena vigencia)

518.

El cubaneo nunca ha sido fácil. Si no, recordemos cuando Tres Patínes se robó el dinero que la municipalidad de Piernucas y el alcande Rudesindo Caldeiros y Escobiña habían colectado para la construcción del monumento a la memoria de Don Tribilín Cascote…

517.

A mediados del siglo XIX la creación de una línea ferroviaria que unía a las localidades suizas de Basilea, Olten y Ginebra le había restado importancia a la conexión entre una de las ciudades más populosas de la nación (la propia Ginebra) y la comunidad de Basel, que flanquea al rio Rin. Entre las múltiples iniciativas privadas para reanimar la economía local, se fundó en 1853 la Société d’Horlogerie á Waldenbourg, una pequeña empresa que fabricaba relojes. Seis años después, Gédéon Thommen y Louis Tschopp compraron el negocio y en 1905, casi medio siglo después, lo registraron como Revue Thommen AG.

Fue en 1916 que la casa relojera fabricaría el primer cronógrafo para la fuerza aérea suiza, lo que terminaría relacionando a la empresa no sólo con la construcción de piezas de relojería, sino también con el invento y comercialización de instrumentos de aviación. A partir de allí Revue Thommen se especializó en la fabricación de altímetros, anemómetros, indicadores de velocidad vertical, relojes, y en sistemas de control de trenes de aterrizaje. A comienzos de este nuevo siglo la empresa (también suiza) Grovana ltd se hizo cargo de la supervisión de la fabricación de relojes de pulsera RT. Por un lado, Revue Thommen produce armbanduhrens y por otro Revue se dedica a aparatos de aviación. Es la división estratégica que ha adoptado la empresa. Menos de una decena de personas elaboran los relojes de la marca bajo las más estrictas normas de la sociedad horológica suiza. Revue Thommen continúa manteniendo el espíritu de micro empresa conque fue creada hace ya más de siglo y medio.

516.

Hace ya muchísimos años, en el lejano 1832, los hermanos Agassiz fundaron en Suiza una casa relojera a la que llamaron Raiguel Jeune & Cie, primero, y siete años más tarde Longines. Su marca fue registrada oficialmente en 1889, lo que la convierte en la más antigua de las que actualmente producen relojes en el mundo. Longines, de más está decirlo, ha logrado proezas como incorporar la corona a los mecanismos relojeros, producir el primer cronógrafo y ser la marca oficial que regía tiempos y marcas en las primeras Olimpiadas modernas (y en otras trece). Ya desde 1880 los falsificadores intentaban vender gato por liebre a los compradores, falsificando piezas, lo que causó que Ernest Francillon, el genio empresarial de la compañía, inventara el ya mítico logo del reloj de arena volador que suele estar situado en el back case de las producciones Longines…

515.

Si algún afán nacionalista pudiera justificarse bajo la sombra inclaudicable de la historia es el de la nación norteamericana, lugar donde los hombres han sido mejores y más justos. La libertad concebida por los padres fundadores no conoce parangón alguno. Acá se delineó el verdadero concepto de la justicia: el de la civilización occidental moderna.

514.

El pasado domingo amaneció soleado, pero ya hacia el mediodía los nubarrones del oeste y la llovizna pertinaz habían ganado espacios en el cielo de Kendall. Aún así me fui con Rafe y con Nicole hacia el Regal cercano, en la Kendall drive y la 122 avenida, a un costado del Turnpike, para completar un ciclo. En la sala ocho proyectaban Toy Story 4, esa obra maestra de los estudios Pixar, solo equiparable a las series de The Godfather y quizás Indiana Jones. Entonces atisbé a fornidos hombres llorando como damiselas y a adustas y sacrificadas madres carcajeándose a mandíbula batiente. Ahora solo queda extrañar, echar de menos… como cuando se nos muere un familiar querido…

513.

Certina nació en 1888, bajo la égida de los hermanos Kurth, en el poblado de Grenchen, distrito de Lebern, cantón de Solothurn, en Suiza. Fue una tiendecilla con tres trabajadores que fabricaban movimientos relojeros para otras marcas y luego se convertiría en una floreciente industria que fabricaba sus propias piezas. En los años ochenta del siglo pasado, tras la crisis de los relojes automáticos por el advenimiento de la pila, se vieron obligados a fusionarse con la gigante Swatch para poder sobrevivir. Y así ha sido desde entonces. Certina sigue produciendo buenos relojes suizos, ahora unidos a Mido y a Tissot. A ellos, por cierto, les corresponde el mérito de haber sido los primeros en producir un reloj digital, en 1936. Yo tengo mi DS Podium como muestra de que la tradición es importante.

512.

Fue durante aquel caluroso verano de 1984, estando de vacaciones en el poblado costero de Punta Alegre, un día cualquiera del mes de julio, en el comedor de la casa de mi tío Varitas (que en paz descanse) cuando escuché por primera vez el “Animals” de Pink Floyd. Quedé con la boca abierta, como nunca antes ni después. No podía comprender tanta genialidad, tanto talento. Aquel bajo acompasado y brutal del ahora despreciable Roger Waters, el modélico drum de Nick Mason, los acordes magistrales del gran Gilmour y sobre todo las teclas (¡Ah, las teclas!) del órgano, del piano, del sintetizador de Richard Wright. Era demasiado para un simple muchacho catorceañero. Desde entonces “Animals” me persigue como un perro fiel a su amo, o viceversa. Los perros, los puercos y las ovejas, esos animalillos del Dios Orwell, me han acompañado también en esta calurosísima tarde de Miami, junto a un café colado por la vieja y alguna que otra cosa, treinta y cinco años después. La música, a diferencia de los hombres, puede ser inmortal…

511.

A mi todo esto me da mucha gracia. Jeffrey Lewis, un escritor que capitalizó buena parte de la histeria antitrumpista que se desató tras el resultado electoral de noviembre del 2016 publicando aquel infausto “The 2020 Commission Report on the North Korean Nuclear Attacks Against the United States”, un intento forzado de ficción histórica en el que se narra el comienzo de una guerra nuclear provocada por el “fascista y beligerante” mandatario norteamericano que causaría en un inicio más de un millón de muertes civiles en nuestro patio, debe sentirse muy frustrado tras el encuentro en territorio norcoreano entre el dictador heredero de los Kim y el presidente estadounidense. Es un reflejo de la hipocresía y de la patética iniquidad de la oposición política estadounidense de estos días el criticar a Trump por reunirse con el sanguinario (y peligroso) dictador Kim Jong Un, mientras defienden el vergonzoso perdón del Cairo enarbolado por Barack Obama, o aquella “manito quebrada” suspendida en el aire fervorosamente por Raúl Castro durante la visita de Hussein a La Habana. Vaya, que no existe manera de sostener un discurso tan contradictorio. Ocurre lo mismo cuando los demócratas actuales, esos entes de propensión gregaria y colectivista, se convierten de repente en enemigos acérrimos de la Rusia ex soviética, como si hubieran olvidado por arte de magia aquel bochornoso y exasperante intento del senador Bob Kennedy de complotar con los comunistas del Kremlin para desbancar la presidencia de Ronald Reagan. Es cierto que el Putin de estos tiempos es anti globalista, pero ya eso es tema para otra trova.

Lo cierto es que las terribles predicciones de un mandatario furibundamente guerrerista en la Casa Blanca se han ido al traste. Trump, más allá de sus defectos, es un negociador experto, un “político” pragmático capaz de alcanzar victorias allí donde casi todos auguran desastres. A los antitrumpistas hiperbólicos y desmesurados (que no son todos, pero sí la mayoría) no les ha quedado otra opción que contradecirse a cada hora. Primero fue aquello de la “incontrastable derrota” futura en las elecciones ante la pésima candidata Hillary Clinton, luego lo del desastre económico por venir, después esto de la confrontación nuclear inevitable… La prensa, los dirigentes del partido demócrata, los inconformistas republicanos, simplemente ya no saben qué hacer. Quizás si se hubieran dedicado a presentar oposición de una manera tradicional, sosegada, donde después de todo predominara el sentido común, atesorarían algún chance de recuperar la Casa Blanca en las venideras elecciones del próximo año, pero difícilmente algo así pueda concretarse en hechos. La salud económica de la nación es la mejor en más de medio siglo, las minorías tienen oportunidades de alcanzar el éxito como nunca antes, las amenazas externas reciben la atención que les fue negada durante décadas… A la retórica opositora de un “Trump diseminador de odio” se le ha contrarrestado con la más poderosa de las armas políticas: el reforzamiento del capitalismo y la posibilidad de lograr la concreción del sueño americano, que es tener un trabajo con el cual vivir de la manera más digna posible. Ante cosa tan contundente, ni el chascarrillo más vigoroso de nuestro poco convencional presidente podrá hacerle una real mella, más allá de las invenciones histéricas de la prensa a la cual ya todos nos hemos acostumbrado.