La España de Sánchez es la más pusilánime, reaccionaria y malvada que he visto alguna vez, lo cual no es poco.
614
He visto la entrevista completa que hizo Oliver Stone a Vladimir Putin durante el curso de dos años. ¡Maldito demonio ruso que provocó que este mapa se tiñera de rojo! 😉
Todo hace indicar que los hackers bolos implantaron chips intracraneales a la población yuma, obligándola a marcar una cruz en el lugar equivocado de la boleta. Sólo los más fuertes e inteligentes lograron resistirse. ¡Arderás en el infierno por todo el mal que has causado, Vladimir Putin!
612
El discurso elitista de Michael Moore y el resto de la intelectualidad política de izquierda acerca de los “descerebrados y fanáticos” seguidores de Trump podría, quizás, tener un ápice de credibilidad si no fueran los militantes de izquierda quienes agredieran a golpes a quienes piensan diferente, si no fuera la prensa “oficialista” la que censurara a los disonantes o si no fuera el Hollywood progresista quien vetara a los rebeldes. La superioridad moral de la izquierda es una falacia.
611
Para los amantes del cine hollywodense de hace 30 o 35 años, no se pierdan por Netflix la docuserie «The Movies that Made Us». Muy entretenida y con toneladas de información sobre la realización de filmes icónicos al estilo de Die Hard, Dirty Dancing, Home Alone y Ghostbusters. ¡Ah, que tiempos aquellos…!
610
Todavía no alcanzamos el ridículo nivel de Roma, pero The Irishman, la cinta de Scorsese, está provocando conatos de broncas virtuales. Que si De Niro está semi senil y arrastra el cuerpo de un anciano (sin dudas), que si la historia es lo mejor del año, que si los paquetes, las turcas, las guayabas son justificadas en nombre de esa cosa que llamamos arte… Al menos esta película de gánsteres, sindicalistas corruptos y presidiarios geriátricos no carga encima el peso de la petulancia y la abulia del aburrimiento del filme del charro Cuarón.
609
Robert De Niro y Al Pacino dieron una entrevista al periodista Jacob Stolworthy a propósito de la película The Irishman. De Niro no pudo evitar hablar sobre su tema predilecto: Donald J Trump. Dijo cosas como que el objetivo del malvado magnate era ser reelegido en el 2020 y luego desencadenar una guerra cualquiera para poder garantizar un tercer período de mandato. (La locura histérica del semi senil De Niro es de lo más simpática, claro está). Y Stolworthy, al menos, se aseguró de dejar algo en claro: “Pacino remains quiet on the subject of politics”. En el Hollywood apestoso de hoy en día, lo más honesto que se puede hacer (si quieres conservar la pincha) es permanecer cauteloso, como Michael Corleone… Eso, o hablar pestes del presidente y su administración.
608
Ayer alguien publicó una crítica sobre The Irishman, escrita por Guillermo del Toro. Ahí fue que pude comprobar que el tipo es tan plomizo redactando como dirigiendo. Eso es ser consecuente!
607
Raymond Chandler hablaba de la mirada inescrutable de los asiáticos. Y a Ridley Scott le ofrecieron hacer Black Rain porque los edificios de Blade Runner parecían ser parte de la cosmografía de Tokio. Japón es una nación muy singular, hay que decirlo.
Earthquare Bird, una cinta maltratada por la crítica posee, sin embargo, esa atmósfera oriental donde la tensión simula el filo de una nihontō nipona. Scott la produce. Wash Westmoreland la dirige, mostrándonos esas callejuelas oscuras aprisionadas entre la abigarrada arquitectura citadina. Por algo el maestro Borges nos decía que el arte es alusión y no expresión.
(Por Netflix).
606
A juzgar por “Teströl és lélekröl” los húngaros son tipos muy raros. Secos como ramas de un árbol tras cualquier incendio. Algo así parece decirnos, al menos, Ildikó Enyedi, al que no se le ocurre mejor cosa que colocar su historia en medio de un matadero de vacas, razón por lo cual no se puede recomendar este filme a los veganos. (Es un imperativo moral recalcarlo, mira que no quiero cargar con la probabilidad de un par de crisis de pánico entre mis lectores).
“Teströl és lélekröl” fue nominada al Oscar hace un par de inviernos. Y es una buena pieza. Una versión cuasi realista-socialista (esa manera tan europea de entender el arte) de aquel Funes el memorioso y hasta del Love Story de Erich Wolf Segal, pero en clave árida y terrible.
Enyedi nos obliga a ver el viento azotando a las sonoras pencas de los pinos helados y a la sangre goteando contra el horrendo suelo. Hungría es hermosa y su gente es seca, como ramas de un árbol incendiado.
605
Y luego de sesenta años, todos los asuntos de Cuba han quedado reducidos a los Otaola y los Concepcion Quicutis, y los Eliecer y las Yoanis de este mundo; la gozadera patriótica se impone a ritmo de conga y plumas. Es la frivolización de las ansias libertarias, que ha claudicado ante el tecleo combatiente y las lentejuelas de salón. Que viva la sandunga y el chisme! Que vivan los mesías de cartón que ustedes mismos, tan alegremente, eligen!
604

La Thunberg es el espejo de Borges. No debiéramos asombrarnos de que una mocosa histérica (muy probablemente en su variante disociativa) sea la representación de la convulsa y perturbada teoría del cambio climático (potenciado por los hombres) como el fin de los tiempos. A cada cosa, su reflejo estético, estemos claros. La Thunberg es una Ocasio planetaria y global. Los apologistas del fin de los tiempos son el complemento universal del antitrumpismo apocalíptico, ese que anuncia el fin de la democracia por culpa del tirano naranja.
603
Kelly Marcel y Sue Smith escribieron una historia sobre la relación establecida entre Walt Disney y la escritora P.L Travers para un proyecto independiente que Essential Media Entertainment y BBC Films tenían pensado llevar adelante. La narración contaba cómo la Travers y Disney se enfrascaron en interminables pulseos para determinar la concreción artística de Mary Poppins a la pantalla grande. Pero antes de que la BBC metiera las manos en el potaje de manera irreversible, el conglomerado Disney terminó comprando el guión de “Saving Mr. Banks”, poniendo el proyecto en manos de John Lee Hancock, un tipo especializado en hacer filmes biográficos con un alto contenido emotivo.
La cinta sobre todo es el reflejo del choque de dos culturas, dos experiencias históricas disímiles: el ralo pragmatismo sajón (aplica igualmente para los aussies australes) y el idealismo individualista norteamericano. El tono de Lee Hancock, siempre bordeando el romanticismo trágico, calza perfectamente con la “vibra” de la historia evocativa de Travers y nos devuelve a esa versión naif que caracterizó al cine de inicios del siglo pasado. Una buena opción para disfrutar cualquier mañana nublada de domingo.
602
Quien ose desacreditar a nuestro dios Otaola, que está a punto el sólo de derrotar al castrismo (a lo sumo una semana, antes de que pidan la rendición desde labana) es un traidor a la causa sacra de los mambises y de juan manuel cao! Ave Otaola, los que vamos a morir te saludamos!
Pd: Quicutis y Descemer son los otros dos integrantes de nuestro Olimpo sagrado. A ellos nos debemos.
601
Hay un cierto carácter apocalíptico en el nazi feminismo, en el que la ilusión de un mundo regido por machorras (luego del adecuado exterminio mortuorio del varón avasallador) es el “dorado orgásmico” de sus ejecutoras. De más está decir que se trata de una idea muy reaccionaria, muy anticientífica y, por supuesto, divorciada de las más elementales normas de la biología. Tal y como afirmara Camila Paglia, “la única aportación de este feminismo es un análisis desde el punto de vista político”.
Por cierto, un delicioso recordatorio de cómo funciona el orden natural de las cosas fue aquel match tenístico entre las invencibles y todopoderosas hermanas Williams y un flacucho e irresponsable jugador alemán llamado Karsten Braasch y que para entonces ocupaba el muy poco glamoroso escalafón 203 en el ránking de tenistas hombres. El tipo, luego de jugar golf esa mañana, se despachó rápidamente a las dos hermanas con marcadores de 6-1 (a la Serena) y 6-2 (a la Venus) sin esforzarse demasiado. ¡Que lo disfruten!
600
Y entonces el historiador cubano avecindado en México, Rafael Rojas, comienza su alocución en Casa de América hace ya un par de años citando a las grandes revoluciones acaecidas en el mundo moderno, obviando a la más importante de todas: la revolución norteamericana. Entonces desde allí, ya sabemos por dónde van los tiros… ¡Ay, esta mojigata y sesgada intelectualidad cubiche…!
599
Escrito en el 2016:
He visto uno de esos documentales cubanos y les advierto que el hastío me supera, me cae a bofetadas, me propina una paliza. Siempre es la misma cosa con estos “ejercicios” intelectualoides que, al mismo tiempo, pretenden ser ocurrentes y graciosos. Y que no son, por supuesto, ni ocurrentes ni graciosos. Pero ese parece ser el sine qua non de la intelectualidad cubana, de los creadores, literatos y cineastas cubanos, por nombrar algunos. Ser ocurrentes y graciosos. O pretender serlo, que no es lo mismo ni se escribe igual.
El aporte de la palabrería pedagógica cubana se remite a cosa tan trivial: pretender ser ocurrentes y graciosos. Y entonces ves, impávido, derrotado, de qué manera repiten y repiten los mismos tics y las mismas insinuaciones cobardes sobre esa realidad asfixiante que no puede abordarse de manera honesta si no la llamas por su nombre, pero aquí van de nuevo con toda esa monserga de aproximaciones tibias, pendejísticas, “ocurrentes y graciosas” para ocultar esa cosa tremenda del horror de las revoluciones y de los proletariados militantes.
Mis hijos, me he encargado expresamente, crecen lejos del problema cubano, para que puedan ser honestos en el futuro, para que no carguen encima, en sus encriptaciones fisiológicas y en sus rastros bioquímicos ninguna traza de esa vocación borreguil del cubano de a pie.
598
Escrito hace tres añoe, en el 2016:
Hay una cosa esperpéntica dominando eso que llamamos cubanidad, de cabo a rabo; se llama reggaetón. Reggaetón cubano, claro. Y les digo, ¡tiemblen! Tiemblen que esa es la nueva religión. La masa manda y la masa exige reggaetón, para menear las nalgas y caderas, papi, para sacarnos de arriba la tristeza de la muerte de nuestro macho alfa, para olvidar a la cruel gusanera de Miami que nos señala con el dedo y que también nos manda laticas de leche condensada y pitusas “pre lavaos” y apretaos (skinny les dicen los que saben, los duchos en la lengua de Shakespeare y de Whitman). Y esa cosa esperpéntica ya cruza el estrecho y se disemina, como en aquella historia de Stephen King, por las calles y autopistas miamenses, amenazando con “ponel a gozal” a sirios y troyanos, porque la religión somos nosotros y la política no importa, mami, que hay que menearse hasta las profundidades de la moralidad y de la ética, que hay que tocar el fondo de la desidia perreando como si la vida no fuera a trascender la media noche.
Post data: El meneo también posee su intríngulis estética, pero eso ya es asunto para filósofos y pensadores.
597
Escrito en el 2013:
La diferencia esencial entre la izquierda política y la derecha política consiste en la manera en que ambas abordan las libertades individuales. Mientras una cercena, la otra concede.
Desde su génesis, en tiempo de la revolución francesa, la izquierda de manera general se ha esforzado por lesionar el espíritu individualista en aras de la consecución del triunfo del colectivismo. Y para que esto se logre es indispensable la mano dura de un gobierno poderoso que acarree a las masas allí a donde quiere y le convenga. Mientras más omnipotente y absoluto sea el gobierno, mayor control y dominio alcanzará sobre los gobernados.
Sumemos a eso el grado superlativo de paternalismo que desparrama la izquierda mientras ejerce el poder, para garantizar el apoyo de las masas por mediación de la ideología y de la dependencia, dejando para casos de necesidad extrema el uso de la fuerza, aunque sabemos de aquellos regímenes totalitarios per se, que implementan métodos de represión preventiva, donde el temor y el chantaje juegan un rol elemental.
Ahora, es preciso señalar que a lo largo de la historia también han existido regímenes autoritarios de derecha. Pero a diferencia de las dictaduras de izquierda, estos han permitido la diversidad empresarial, garantizando en gran medida la libertad de emprendimiento del individuo. Y donde existe libertad para crear riquezas siempre habrá luz para la esperanza.
Un ejemplo prístino de esto último lo fue el gobierno militar que depuso, en Chile, al caos socialista de Salvador Allende, un títere de las ansias del expansionismo cubano en el continente. Pero como los gobiernos de derecha no saben vender su imagen con algo de simpatía, como jamás han sido exitosos en el adoctrinamiento de las masas (porque no les interesa de manera particular) el Pinochetismo es, al día de hoy, un monstruo sádico y salvaje en el imaginario popular. Y es que la izquierda pretende siempre gobernar (y destruir a sus rivales) desde la militancia y las ideas.
No faltará quien intente desacreditar cualquier valoración favorable a la derecha en este tema, sacando a colación los ejemplos de las terribles dictaduras europeas occidentales de la primera mitad del siglo pasado. Pero conviene recordar a esos que el germen del fascismo italiano, del cual el nazismo alemán fue un claro deudor, se encuentra allí, en el partido social demócrata ruso de Lenin y en los combativos movimientos obreros y anarquistas de la época.
Benito Mussolini debe su nombre a un líder popular latinoamericano, Benito Juárez, lo cual sellaría quizás su impronta histórica. En 1900 se afilió al partido socialista, creando lazos desde entonces con la Rusia soviética. Durante su exilio en Suiza predicó la insurrección obrera y se convirtió en agitador político. En su regreso a Italia ejerció como periodista en un periódico socialista de Trento. El Mussolini de ese entonces era un socialista ortodoxo, un nacionalista extremo. Para 1912 fue nombrado director de Avanti, desde donde escaló posiciones en el “partido”. Fue Benito Mussolini quien lideró la victoria de la rama ortodoxa socialista sobre la reformista, hecho que Lenin saludaría con entusiasmo.
Cuando el Duce fue expulsado de la organización socialista por apoyar al gobierno italiano durante la primera guerra mundial, fundó “Il PPopolo d’ Italia”, diario intervencionista de izquierda que acogio a todas las corrientes comunistas que no tenían cabida en el oficialismo socialista. Y aquí se gestó el Fascismo, de aquí salieron los fascios de combate. ¿Les recuerdo el programa inicial del Fascismo de Mussolini? Salario mínimo, jornada laboral de ocho horas, voto femenino, participación de obreros en la dirección de las industrias, nacionalización de las empresas extranjeras y la confiscación de los bienes religiosos. En cuanto a la base ideológica del nazismo, a pesar del pretendido anticomunismo del furher, no eran más que un plagio del comunitarismo ruso, nacionalismo incluido.
En los tiempos que corren la izquierda se ha ido imponiendo a la derecha en la batalla por el alma de la plebe. Parece atraer más la idea pasiva de depender de las prebendas y de la guía de un gobierno, que aquella otra en la que tienes que valerte por ti mismo, haciendo uso de las habilidades y la fuerza con la que Dios nos ha dotado.
Estados Unidos ha terminado convirtiéndose en un claro ejemplo de esto. No tengo dudas de que lo que dijo Romney durante la contienda presidencial es un acierto. . Un porcentaje altísimo de deudores del estado benefactor votará siempre por el partido de izquierda que les garantizará prebendas a costa de aquellos que se sacrifican, que luchan y que trabajan.
Por ello mi pesimismo en el futuro próximo de esta nación. A estas alturas tan contaminado está el partido Demócrata por las absurdas ideas de igualitarismo y cambio, que no preveo un freno a las ansias socialistas de lograr la dictadura de las mayorías. Por otro lado, ¿qué tenemos? Tenemos un partido Republicano incapaz de atraer con sus ideas porque estas resultan incomodas y poco complacientes.
Parafraseando a Julio Cesar tras cruzar el Rubicón, “Alea jacta es”. La suerte está echada y la batalla contra Pompeya y los Optimates ha echado a andar.
596
Escrito en Diciembre 21 del ya lejano año 2014:
Es tradición cubiche otorgar apodos con esa liviandad tan propia que nos caracteriza. Somos, en el sentido práctico del término, una nación ponedora de nombretes. Y el receptor principal, durante el último medio siglo, de la inmensa mayoría de estos motes ha sido, claro, la figura más expuesta de todas, el dictador Fidel Castro.
A los iniciales apodos de admiración por parte de un pueblo enfebrecido y ciego al estilo de “El Caballo”, “La Mente” o “Fifo”, siguieron otros más enigmáticos que tenían como objetivo la clandestinidad, el esconder de quién se hablaba. Fue así que desde el “Heriberto” de mi suegra hasta el “Jacquelin” más popular, desfilaron un sinnúmero de denominaciones variopintas que ya bien aludían a características netamente físicas (Barba Papá o El Patilla) o al carácter ético del personaje en fin (Alí Babá, Mentirita o Barba Truco).
Pero han sido los nombretes del último decenio, los avenidos tras la depauperación física y moral del dictador, los que han prevalecido en la conciencia nacional, la cual incluye no solo a los cubanos de intramuros sino también al exilio, por supuesto. El Coma-andante, El Comediante en Jefe, Sicote Viejo y otras denominaciones por el estilo parecen ser las destinadas por la providencia y por la historia a perdurar en el particular universo “apodaticio” de la isla.
Y traigo este tema a colación a propósito de esa forma tan particular conque el erudito Juan Felipe Benemelis se refiere a Castro en sus conversaciones de pasillo, esas que se desarrollan cerveza en mano y rodeado de amigos. Benemelis habla de “La Bestia” con ese acento peyorativo que sólo merecen los malos hombres, las cosas censurables. ¡Y resulta remarcable!
“Y entonces la bestia pactó con la izquierda portuguesa para apropiarse de Angola…”
Lo dicho, remarcable.
595
¿Es acaso cierto, tal y como lo cuenta Jorge Edwards, que Heberto Padilla pretendía encabezar una disidencia política dentro de la isla tras su contacto en la URSS con literatos opositores? ¿Era viable la imagen de un poeta ondeando la bandera de la resistencia frente a las fauces de la bestia?
¿Lo es?
No creo probable la derrota de cualquier totalitarismo por mediación de la pluma, por indócil que esta sea. El arte y la literatura sirven de acompañantes de una causa cualquiera, ayudan a definir la ideología, incluso, más solo una bala en la sien puede cambiar el derrotero de una nación esclava.
Y después de la bala, claro, un sólido programa político que ayude a reparar el daño cometido.
Cuando hablo de un disparo en la sien como única cura a los males de la nación en este pasado medio siglo, me refiero precisamente a eso, a un disparo en la sien. Es una metáfora que apunta a la cura del organismo enfermo y casi descompuesto de la república por mediación de la justicia. No permitir que la impunidad se imponga. Desinfestar cada área contaminada por la terrible metástasis del castrismo: política, literatura, arte en general. Sociedad y economía. Evitar que los residuos de la atipia se diseminen tras el triunfo de una probable democracia en Cuba. ¿Será posible? ¿Será viable una quimioterapia salvadora? ¿Una refundación de aquella república perdida, o aún más, de aquella república que nunca llegó a ser?
Si se confían, una vez más, nuestros destinos a la utopía redentora del criollo, al mesianismo iluso de los tontos, entonces jamás se erradicará de la linfa nacional el germen que propició la llegada del totalitarismo a nuestras tierras. Mucho de lo que veo me lleva a pensar, no sin tristeza, que nos encaminamos con presteza o a la eternización del neo castrismo o a la constitución de una nación fallida.