*Escrito en Febrero del 2016
Las dos cintas nominadas al Oscar que hasta ahora he visto, Mad Max: Fury Road y The Martian, navegan las aguas de las obras medias, sin nada especial que las distinga. Una muestra de los tiempos que corren.
The Martian, específicamente, es un verdadero globo. Una especie de Jorge Luis González, aupado por la plebe, pretendiendo ser Mike Tyson. Una historia preñada de lugares comunes, efectista y hasta pedagógica en más de una ocasión. Los aplausos y los vítores en los salones de la NASA en Houston, son una prístina muestra de cuán mediano es el nivel del guión escrito por Drew Goddard.
Además, no me gusta el tono que Scott le da al filme. Ese carácter cuasi festivo poco o nada tiene que ver con el espíritu del recio director inglés. Es cierto, el tiempo narrativo es impecable, pero hace mucho ya que Ridley perdió la garra. Del viejo hacedor de Alien y Blade Runner, poco queda.
Matt Damon, un actor monocorde por regla general, aquí se sale más allá de los contornos que usualmente desanda y nos entrega un Mark Watney que está bien. Pero tampoco lo pongamos al nivel de un Christian Bale o un Joaquin Phoenix. Estaríamos exagerando demasiado.
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