Si mañana (sí, exactamente mañana) la misma prensa que les inoculó el pánico y las mismas instituciones que los amenazaron con la muerte, les dicen que ya es seguro salir y que la vida sigue como si nada, ustedes, alegremente, lanzarán sus tapabocas a un lado y se sumarán a la algarabía de los sobrevivientes.
La percepción de la realidad es muy moldeable y las reacciones humanas muy primarias. Eso sí, de algo podremos estar seguros: el número de médicos y científicos disminuirá como por arte de magia en estas redes.
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