A propósito de un post que escribí sobre la situación en Cuba, y atendiendo a los comentarios vertidos en un link del mismo que publicó un amigo, declaro fehacientemente que:
-Considero adecuado que quienes residen en la isla poseen todo el derecho a seguir guarachando y gozando la miseria sin intervenciones de quienes no vivimos allí.
– Me parece consecuente que aquellos que llevan consigo el orgullo de la resiliencia criolla, prosigan dando el ejemplo de cómo sobrevivir pese a las agresiones externas.
– Estimo que tales reclamos justificados de dignidad y de voluntarismo se complementen con una postura gallarda de sobrio y oportuno rechazo a toda ayuda monetaria para ser utilizada en fines tan banales como comer, y en otros de mayor trascendencia como recargar celulares.
– Eximo de la exigencia previa a familiares cercanos y amigos entrañables que no ondean la bandera de la cubanidad ni del orgullo en aras de relativizar los horrores del castrismo.
– A los antes mencionados en este previo acápite (familiares cercanos y amigos probados) les reitero mi solidaridad sin límites y mi colaboración eterna, cosa que a pesar del imperio explotador, me puedo permitir con creces.
Firmado en Miami en mayo 17 del 2020.
Traducción primitiva: Se pueden ir todos a la mierda, excepto aquellos pocos a quienes quiero. Buen provecho!
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