A mis amigos colegas les recomiendo mucho cuidado a la hora de hacerse eco de informaciones tremendistas que no cuentan con evidencia empírica demostrable con relación al Covid, como ya ha ocurrido anteriormente con los paquetes a la cañona de la DIC y del Kawasaki disease. Existe siempre un balance, y al menos en Medicina no podemos dar por hecho a presunciones.
Resulta que ahora el New England Medicine Journal ha publicado un estudio histológico “pequeño pero detallado de los pulmones, obtenidos en la autopsia de pacientes con COVID-19 en comparación con los de pacientes que murieron por síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) secundario a la gripe H1N1 en el 2009”. Según los investigadores que llevaron adelante el estudio, se revelan algunas características distintivas del COVID-19 en los hallazgos patológicos.
El autor del estudio dijo a Medscape Medical News que “el mensaje para llevar a casa aquí es que este es un virus respiratorio que causa una enfermedad vascular, y el daño a los vasos sanguíneos explica la falla y muerte sistémica de los órganos que hemos visto en estos pacientes».
Sin embargo… muchos expertos no están convencidos de afirmación tan rotunda. Ellos señalan que las diferencias clínicas entre los grupos de pacientes sugieren que los hallazgos describen la heterogeneidad del síndrome clínico del SDRA, en lugar de diferenciar COVID-19 de la influenza H1N1. Es decir, le quitan el carácter de excepcionalidad patológica que se le está tratando de adjudicar al virus. Resumiendo, los hallazgos patológicos pulmonares son iguales a los de cualquier patología que pueda causar un SDRA.
Es vergonzoso el accionar profesional de muchos en estos tiempos, donde la ciencia parece haberse plegado casi por completo a los diseminadores del terror. Buena parte del debate futuro tendrá que enfocarse en este tipo de cosas; tratar de hallar una explicación plausible que explique tanto desatino.
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