No hay noticia más triste y al mismo tiempo amarga que aquella que asegura que la mayoría de los norteamericanos prefieren continuar llevando máscaras, como ganado marcado, mientras ponen a un lado sus libertades con gusto y parsimonia, incluso.
Los Estados Unidos, he de decirles, tienen escaso futuro, así como el resto del mundo occidental. Es sólo una cuestión de tiempo. Nos dirigimos al autoritarismo tecnológico, nos encaminamos al yugo epidemiológico. El terror es un arma formidable, que pone de rodillas fácilmente a la mayoría de la gente.
Y mientras, los chivatos continúan de plácemes, exigiendo que se multe o se encarcele a quienes no sigan el mismo trillo, a quienes no pertenezcan al redil. Mi fe es escasa porque nunca he creído en la masa borreguil que nos rodea. La mayoría de la gente ha nacido para ser tonta y esclava. Eso, amigos míos, es un hecho incuestionable.
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