El Covid existe, como tantas otras infecciones respiratorias (y de toda laya). Parece, de hecho, que ha estado morando entre nosotros, a la humanidad me refiero, por unos cuantos años. Y ninguno de ustedes se enteró y siguieron viviendo alegremente sus vidas, y no acusaron a otros de indolentes o asesinos, y no chivatearon a nadie ni bloquearon a viejos “amigos” en sus redes sociales.
Sí, nos hemos vuelto locos. Vivimos el mayor experimento social que se ha desarrollado en la historia de la humanidad, porque las condiciones están dadas: tecnología, masividad de las noticias, redes sociales. Se genera información grandilocuente para provocar terror. Con la pandemia, por primera vez en los tiempos modernos, se desarrolla un sentimiento colectivo de vulnerabilidad. La muerte se revela como una posibilidad real, como si antes no existiera.
A medida que los casos de Coronavirus continúen en ascenso, por cierto, el índice de letalidad continuará bajando. Ya el 26 de junio, descendió por debajo del 5% por primera vez en semanas. Mala cosa para el negocio del miedo. Claro, siempre existirá la opción de codificar con más ahínco…
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