Cutter’s Way es una película sencilla, directa, ochentera pero estéticamente aún varada en los setenta. Es una adaptación de una novelilla de Newton Thornburg y la dirigió Ivan Passer, un realizador menor que procede de la nueva ola checa y que se murió en enero de este fatídico año en curso.
La cinta plantea básicamente un pequeño dilema moral sobre la percepción de la justicia y sobre la legitimidad de las lealtades. Lo hace, claro está, sin acudir al moralismo compasivo de estos tiempos. Lamentablemente es una pieza que se pierde en la inconstancia de un ritmo impreciso (el pulso de Passer no era nada del otro mundo).
El problema principal del filme es el personaje excéntrico de Alex Cutter, poco creíble y sobreactuado por John Heard. Nunca llega a cuajar y sin eso, amigos míos, no puede haber historia.
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