
Lo mejor que filmó Paul Verhoeven en toda su carrera fue, sin duda alguna, Basic Instinct, aquella cinta de giros brillantes, ritmo preciso y excelentes actuaciones que terminó convirtiéndose en parte de la cultura popular debido a su arriesgado tratamiento del sexo como vehículo regenerador del sub género noir.
Para ello Verhoeven se apalancó en el siempre sólido Michael Douglas y en una, por aquel entonces, irresistible Sharon Stone, la rubia fatal que tenía al mundo a sus pies. Diálogos fantásticos y cortantes, una soberbia banda sonora perteneciente a James Goldwin y algunos de los mejores primeros planos de los cuales se pueda tener memoria han convertido a esta pieza en una obra que ha ganado con los años, y no sólo gracias al entrecruzado de piernas más famoso de la historia…
En resumen, Basic Instinct es una cinta brillante y entretenida, sabrosa y provocadora, algo que definitivamente ya no abunda en estos tiempos.
Publicado por