
“The Lost Boys” es un compendio de toda la parafernalia cultural de los ochenta, música, moda, nihilismo existencial… Y no podía ser otro que el recientemente fallecido Joel Schumacher quien pudiera lograr que funcionara el engranaje en una sola pieza.
El resultado del talento artesanal de Schumacher, (que ya desde “St Elmos Fire” entraba en su mejor época como realizador y que finalizaría en 1993 tras la magnífica “Falling Down”) es una especie de comedia negra-pop sumamente divertida y de gran carácter.
Sirvió, de paso, para ofrecer una visión distinta de la siempre seria y petulante cinematografía de vampiros. Lástima que sus ecos no sobrevivieran hasta estos días.
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