Alguien hablaba de la Elizabeth Warrens como una mejor opción a vicepresidenta debido a que es “antisistema”.
Warrens es la vívida representación del podrido establishment político norteamericano (la Kamala también). La señora no ha hecho otra cosa en su vida que batallar en contiendas electorales. De eso vive. De eso y de su discurso. Es su profesión, por supuesto.
En cuanto a Trump, a pesar de sus influencias “liberales” neoyorquinas se enmarca más dentro de la tradición jacksoniana de gobierno pequeño y libertades individuales. Ha gobernado un buen trecho (hasta la llegada de la pandemia) como un conservador, hay que decirlo, cumpliendo con la mayoría de los estamentos políticos que ha establecido desde hace treinta años. Es decir, el tipo ha sido consecuente.
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