Bien, les comento este artículo publicado hace un par de días por Medscape, un sitio profesional de informaciones e investigaciones médicas, muy activo en la diseminación de noticias tremendistas acerca del Covid-19, por cierto. Pues bien, su equipo editor ha tenido que echar pie atrás ante el hallazgo irrefutable de nuevas evidencias que lanzan por tierra el constructo teórico de que buena parte de las tremendas y dramáticas muertes achacadas al virus eran provocadas por una «cytokine storm». La afirmación no es cierta, fue un error basado en atropelladas evidencias no empíricas que sólo terminaron creando incertidumbre y terror. Lo mismo sucedió antes con las forzadas elucubraciones sobre el «Kawasaki» pediátrico covidiano o la coagulación intravascular diseminada, ambos cuadros probablemente generados por otros gérmenes asociados al Covid (infecciones mixtas) y no por el famoso virus en sí.
«La sobreactivación del sistema inmunológico conocida como «tormenta de citocinas» no juega un papel importante en los resultados más graves de COVID-19, según hallazgos inesperados en una nueva investigación. Los hallazgos contrastan directamente con muchos informes anteriores», nos dice Medscape.
«De hecho, nos sorprendieron los resultados de nuestro estudio», dijo a Medscape el autor principal del estudio, Peter Pickkers, MD, PhD. En un enfoque único, Pickkers y sus colegas compararon los niveles de citocinas en personas críticamente enfermas con COVID-19, con los de pacientes con sepsis bacteriana, trauma y sobrevivientes de un paro cardíaco».
«Por primera vez, medimos las citocinas en diferentes enfermedades utilizando los mismos métodos. Nuestros resultados muestran de manera convincente que las concentraciones de citocinas circulantes no son más altas, sino más bajas, en comparación con otras enfermedades», dijo Pickkers, afiliado al Departamento de Medicina de Cuidados Intensivos en el Centro Médico de la Universidad Radboud en Nijmegen, Holanda.
Los resultados de este estudio, por cierto, fueron publicados en la revista JAMA en la edición del 3 de septiembre, es decir, hace 8 días atrás. Vean la especificación estadística del estudio, según nos relata Medscape:
«Pickkers, el autor principal Matthijs Kox, y sus colegas estudiaron a 46 personas con COVID-19 y síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA) que fueron admitidas en la UCI del Centro Médico de la Universidad de Radboud. Todos los participantes se sometieron a ventilación mecánica y fueron tratados entre el 11 de marzo y el 27 de abril del 2020. Los investigadores midieron los niveles plasmáticos de citocinas, incluido el factor de necrosis tumoral (TNF), la interleucina-6 (IL-6) y la interleucina-8 (IL-8). )».
«Compararon los resultados de este grupo con los de 51 pacientes que experimentaron shock séptico y SDRA, 15 pacientes con shock séptico sin SDRA, 30 personas con paro cardíaco extrahospitalario y 62 personas que experimentaron múltiples traumas. Utilizaron datos históricos para las cohortes no COVID-19. En comparación con los pacientes con shock séptico y SDRA, los pacientes con COVID-19 tenía niveles más bajos de TNF, IL-6 e IL-8».
«Las diferencias fueron estadísticamente significativas para TNF (p <.01), así como para las concentraciones de IL-6 e IL-8 (para ambos, p <.001). Además, el grupo de COVID-19 tenía concentraciones de IL-6 e IL-8 significativamente más bajas en comparación con los pacientes que tenían shock séptico sin SDRA».
«Los investigadores también encontraron concentraciones más bajas de IL-8 en pacientes con COVID-19 en comparación con los pacientes con paro cardíaco extrahospitalario. Los niveles de IL-8 no difirieron entre los grupos de COVID-19 y de trauma».
Nada de esto, amigos míos, niega el hecho factual de que el Coronavirus haya causado muertes por Síndrome de Distress Respiratorio a punto de partida de neumonías atípicas, pero la manera inexacta e histérica con que la propia ciencia ha echado a andar rumores o falsas afirmaciones que, en un final de cuentas, han terminado por propiciar los horrores de las cuarentenas medievales, los tratamientos protocolares sin sentido, el sensacionalismo de los falsos mesías y los gobiernos cuasi totalitarios, la depresión económica y el sufrimiento gratuito de millones en el mundo, debiera ser imperdonable.
Y es que, como les dije desde un inicio, parece ser que las sobreinfecciones bacterianas intrahospitalarias han jugado un rol preponderante en un gran porcentaje de las muertes tan publicitadas por los medios e instituciones científicas en el mundo, a tenor del silencio de quienes no deberían haberse dejado arrastrar por el miedo y por la furia. Tanto la mayoría de los casos de CID, de Kawasaki disease y de tormentas citoquínicas que han cobrado la vida de miles de personas en todo el mundo, poseen un denominador común: la presencia de algún gérmen oportunista. Y el resto es bobería, Sarría.
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