Lo de esta noche va a ser entretenidísimo, sobre todo teniendo en cuenta la carencia de humor que ha caracterizado al mundo desde que el obamismo irrumpió en la vida de todos con esa carga de fatua solemnidad intelectual.
Y es que la gente también privilegió a Trump a causa de ése espíritu epicúreo que subyace en nosotros; única defensa posible contra la incertidumbre de la existencia simple.
El show que caracteriza a la política norteamericana ha demostrado ser efectivo y vital. No en balde sostiene sobre sus hombros al experimento social más exitoso en toda la historia de la humanidad, lo cual no es poco. Los debates presidenciales son parte ineludible del tinglado. Disfrutemos esta noche, que nos lo merecemos.
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