Los medios participan en la construcción del poder. No es poco usual, entonces, que, en tiempos de apoteosis tecnológica, redes sociales como Twitter o Facebook formen parte de la entelequia del poder. Sunt in potentia.
Oponerse al poder siempre entraña un riesgo palpable, claro está. Hoy en día gran parte de ese poder está estructurado en base al concepto de que la sociedad no es una comunidad de individuos con los mismos derechos, sino que es percibida como una colección de grupos de identidad cultural definidos por raza, etnia y género, por ejemplo.
Y es así que hemos regresado (la historia es cíclica) a aquellos tiempos de la Alemania pre nazi de Dietrich Eckart, con nuestro propio Deutsche Arbeiter Partei revoloteando por todos lados. ¿Por qué les digo esto? Les cuento:
Ayer un grupo de personas intentó protestar pacíficamente contra la censura ideológica en Twitter, a raíz del affaire Hunter-Post que, ha revelado una vez más, la naturaleza partidista de las grandes corporaciones de la información en los Estados Unidos y el mundo occidental. Ese grupo de personas, amigos míos, fue apaleado y golpeado por militantes de Antifa, aquella organización “fantasma”, invisible a los ojos de quienes construyen el discurso del poder, que ha sido caracterizada como tan sólo “una idea” por los representantes del establishment de izquierdas.
¿Por qué los golpearon? Seguramente en aras de la libertad y la concordia. ¡Qué ironía tan terrible!
Nadie dirá nada, excepto los pocos de siempre. Y es que para quienes administran el retablo de títeres y conejillos en donde todos moramos, considerar cualquier desacuerdo como evidencia de las acusaciones que enarbolan en contra de sus enemigos políticos, es un hecho factual: “te golpeo, te censuro, te disminuyo y relativizo porque eres fascista y lo mereces. Es decir, aplicaré contigo lo que yo afirmo que tú aplicas en los demás”.
Si, vivimos en los tiempos de la Alemania pre-nazi. Sólo falta identificar al Eckart de marras que nos guiará (hasta el Dorado pletórico de justicia, bondad e igualdad) contra aquellos que amenazan el destino de la nueva América.
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