Imaginen una escena como esta hoy en día: la mujer grita en medio de una céntrica calle de New Orleans mientras dos tipos negros corren con su bolso en la mano. Una rubia (Ellen Barkin) derriba a uno de los cacos de un carterazo en las “zonas pudendas” (que denominación tan chea) mientras un policía de civil (Dennis Quaid) le lanza el auto encima a los ladrones, los derriba hacia el duro asfalto y los esposa. ¿Se imaginan? ¿Se imaginan una escena como esa en los tiempos mierderos que vivimos? ¿Un policía blanco encima de dos delincuentes negros, ejerciendo la violencia redentora de la ley?
The Big Easy (1986) es una comedia romántica con tintes de cine noir, o lo que es lo mismo, un compendio de vago condicionalismo moral, lo cual sería más que escandaloso en estos días, por supuesto. Una piececilla de Jim McBride polémica y “reaccionaria”, divertida y ligera, como aquellos tiempos.
La redención final, inevitable, necesaria, “moral”, es fácil, simple, sin nudos complejos que desatar, como Alejandro Magno cortando la atadura frigia al borde del Helesponto con su espada… de un sablazo, zas…. En la actual cultura de la cancelación, The Big Easy clasifica para estar entre las primeras eliminadas. ¿Apostamos?
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