El tradicionalismo comunista ve con recelo la cultura globalista y los intentos de la justicia social crítica que dominan el discurso actual de las elites occidentales. Por eso insisto en que la gran contienda política del presente poco responde a los intríngulis ideológicos clásicos de la era moderna. No, Estados Unidos no va camino al socialismo europeo ni al comunismo leninista de llegar a imponerse el fraude, tal y como quieren que suceda.
Estados Unidos se dirige a un destino aún más oscuro y aterrador. Y lo peor es que llevará de la mano consigo al resto del mundo occidental. “No tendremos nada y seremos felices” es el lema del foro económico mundial, que a ritmo de tecnología, pseudo ciencia y autoritarismo, amenaza con meternos en el redil de una nueva era más rápido de lo que imaginamos.
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