
One Flew Over the Cuckoo’s Nest es una lectura sobre el poder y los dirigidos desde una perspectiva tan libertaria como naif, lo cual es una misma cosa, por supuesto. Demasiado iluso, el naturalismo “lockeano” cree desmedidamente y sin sentido en la bondad de los hombres. Forman lo intuye, y por eso nos habla de cómo se asesina al espíritu en nombre de la corrección y el orden.
Su discurso también es estoico: el mal es necesario para que exista el bien. Acá, en fin de cuentas, la influencia anárquica del ambiguo R. P. McMurphy refuerza, incluso, el carácter irreal de la historia.
Milos Forman parió una obra monumental y hermosa, que prevalecerá en la memoria de los hombres, siempre que la libertad sea un imperativo idílico de la existencia. Al provenir de una nación donde el comunismo malsano pudrió cada estamento de la vida, supo plasmar el fantasma impenitente de la delación como respuesta ante la pesada sombra del arrepentimiento.
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