
Sweet Home es una extravagancia neo-gore surcoreana, un complicado animé de carne y hueso donde la comedia, el horror y algo de esa naturaleza eidética oriental se desbordan a cada paso. Acá el tratamiento del dolor va de un extremo a otro, en medio de abigarradas historias y de una confusión casi permanente, ya sea recreándose en el antiguo mito griego del sufrimiento como pasión, o en la visión medieval de la aflicción como experiencia espiritual y emocional que debe ser aliviada y domada. ¡Hasta el calvario secular de la post ilustración tiene cabida en este mejunje tecnológico, en esta historieta apocalíptica absolutamente desquiciada! ¿Y lo peor? ¡Que todos los chinos coreanos lucen exactamente igual! No hay manera alguna, humana y racional, de saber quién es quién a lo largo de la serie. Todos, en su inescrutabilidad asiática (casi parafraseando a Chandler) terminan siendo una misma cosa.
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