Aquella América inocente e indomable de Cool Hand Luke, que ya boqueaba, acaba de estirar la pata en estos días. Aquella América que todos añorábamos en la Cuba mierdera y opresiva está muerta y enterrada… Paul Newman y Stuart Rosenberg son dinosaurios de un pasado decente y bueno que ya no conviene. En todo caso, la nación entera está siendo empujada hacia la violencia más extrema, pero intuimos que cualquier cosa que resurja de ello, pase lo que pase, será un animal distinto, una hiedra venenosa de mil ramas secas. La nueva era ya está aquí… y somos testigos excepcionales de primera fila. ¡Abran bien los ojos! No se pierdan el show.
No hay obra más pertinenente en estos tiempos que Cool Hand Luke. Aquel que nunca la haya visto, que trate de hacerlo. Aquel que ya la vió, que la repita. En esos 127 minutos de metraje se encuentra todo lo que consideramos relevante. Incluso, es una pieza profética, si lo pensamos bien.
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