Escrito el 22 de enero del 2017, hace cuatro años:
Hay una oposición estética a Donald Trump, cosa típica de la izquierda caviar y otras yerbas. Y es que nada es más discriminador que la izquierda. Nada más rebuscado ni elitista. De allí que esa izquierda frunza el entrecejo y arrisque la nariz cuando Trump, con su verbo ralo y seco, primario, antipoético, se dirige a las masas. ¡Horror de horrores! Un millonario pragmático, sin puntos de comunión con la intelectualidad parlanchina y demagoga de la izquierda, ejerciendo el poder en un Estados Unidos que parecía, al final de la jornada, haberse dejado doblegar por el espíritu comunitarista que suele reinar en Harvard y en las grandes universidades del país. El chapucero Trump ha sido un accidente no previsto, una piedrecilla molesta en el zapato. De allí la histeria y la desazón. De allí el Soros aterrorizado y el Hollywood aullador. Es por eso que les digo que también, y sobre todo, hay una oposición estética a Donald Trump.
Publicado por