El fin del imperio romano provocó un retroceso cultural de mil años. Me refiero al fin de su poder estético y de su poder político. La historia es cíclica, amigos míos, aunque los entramados de la longitud del tiempo se hayan acortado dramáticamente en la post modernidad.
¿Alcanzaremos, acaso, a ser testigos del desfile de las tropas empobrecidas con los pulgares cercenados y las espadas inertes? Somos los esclavos de los esclavos de Alarico. Caímos en la trampa de sus exóticos corceles.
Ya se rendirán Bretaña y Europa toda. Los nuevos bárbaros están en el poder; nuestros propios ostrogodos… aquellos que cebamos con el dinero de nuestros bolsillos. Los imperios se joden, no se hagan ilusiones. Las épocas históricas no son eternas. Y en eso estamos.
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