Nunca faltará el ‘Simplicio Magno’ de ocasión, antiguo cuadro partidista y cultural del vetusto castrismo, que se erija en defensor de las causas justas y del «sentido común». Vivimos en una era donde el neófito, amparado por su teclado inclaudicable y feroz, se atreve (con todo el desparpajo posible) a contradecir sin evidencia alguna (a no ser algún recorte de CNN o de la BBC o de Reuters) a profesionales que atesoran experiencia empírica sobre un tema en particular. Es la invasión de los necios de las que nos hablaba Eco; es la legión de los idiotas que inundan las redes sociales.
A propósito, hace tan sólo unos escasos días, el eminente doctor Sucharit Bhakdi, especialista en microbiología, profesor en la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz y director del Instituto de Microbiología e Higiene Médicas de Alemania, decía, en relación a la histeria covídica que nos azota desde hace casi un año, que «aislar a toda la población es grotesco, absurdo y muy peligroso». Y acotó lo que muchos otros prestigiosos especialistas se han atrevido a señalar: «»Esta es una tragedia increíble, porque todas estas medidas adoptadas son en realidad un sin sentido. La esperanza de vida de millones de personas ahora se está reduciendo debido a esto. El impacto espantoso en la economía mundial amenaza la existencia de innumerables personas».
También dice el Dr. Bhakdi que «las consecuencias en la atención médica son profundas. Los servicios a otros pacientes que los necesitan se reducen, las operaciones se cancelan, las prácticas médicas se vacían. Todo esto tendrá un impacto profundo en toda nuestra sociedad».
Y coincido absolutamente (ustedes lo saben) con el eminente epidemiólogo cuando asegura que: «Estos virus coexisten con humanos y animales en todo el mundo. Los virus son la causa de enfermedades menores y muy comunes del tracto respiratorio. Muy a menudo, las infecciones siguen siendo subclínicas y sin síntomas. Los casos graves ocurren casi exclusivamente en pacientes de edad avanzada con otras enfermedades subyacentes, en particular enfermedades pulmonares y cardíacas».
¡Señores, ni más ni menos!
Aunque estoy seguro que nuestro eminente escribidor Simplicio Magnus, vendrá pronto a corregirle la plana al doctor Bhakdi. ¡Es que estos «intelectuales» se las saben todas!
(Pd: Yo sería incapaz de debatirle a nuestro Simplicio en las artes de la burocracia cultural. Ése es su campo).
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