La razón para enjuiciar políticamente a un presidente como Donald Trump, que ya no está en el poder (hecho inédito e inconstitucional, a pesar de lo que digan los аппара́тчик parasitarios de ocasión) es simple: eliminar la inmunidad para poder juzgarlo por “crímenes vulgares”. Se los dije ya desde hace tiempo: “vendrán por él “. Y es que la petulancia del conservadurismo jacksoniano en su variante trumpista necesita ser barrida de la faz de la tierra a como dé lugar, como las brujas en el medioevo o los judíos en la Alemania nazi.
También los nuevos cristos vendrán por la constitución. Ampliarán el número de cupos en la corte suprema, asaltarán la segunda enmienda y eliminarán el colegio electoral, dejando instituido el voto popular, que es una variante de la llamada democracia directa.
Vivimos una era pre totalitaria. El excepcionalismo yuma es cosa del pasado. La ilusión de la democracia está muerta y enterrada. Occidente boquea. Y George Orwell nos guiña un ojo desde All Saints Church, en Sutton Courtenay. (Y nos susurra con voz baja: “que les aproveche…”)
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