Escrito el 14 de febrero del 2014:
Uno de los argumentos más utilizados a favor del levantamiento del embargo, es que el castrismo se ha aprovechado de este para justificar sus limitaciones y para victimizarse ante la comunidad internacional. Hay algo de cierto en ello, pero lo que no entienden los apologistas del “cambio” es que el régimen de La Habana no hizo más que aprovechar lo que ya estaba allí, lo inevitable, para intentar sacar provecho.
Si le dieran a escoger a la dictadura entre tener o no tener el embargo, escogerían sin dudas la segunda opción, a diferencia de lo que muchos “cubanólogos” repiten constantemente Y la razón es simple, el régimen necesita tener acceso a créditos para poder obtener lo que les plazca en los mercados internacionales. Eso es un hecho. Eliminar el embargo reforzaría aún más a los hermanos Castro.
No es el pseudo bloqueo el que ha generado esa vergonzosa solidaridad del mundo entero con los criminales que rigen los destinos de la isla; ha sido el antiamericanismo, ese sentimiento “universal” al que Jean Francois Revel aludió con tanta maestría. Es decir, el socialismo cubano es también un producto de los prejuicios de los otros hacia el modelo político estadounidense. Son los Castro, a no dudarlo, consecuencia del odio y de la envidia de los otros.
Alegar por la desaparición del embargo es amoral. No debe ni puede aspirarse a la justicia en Cuba exigiendo que se le hagan concesiones al castrismo, mucho menos permitiéndoles el acceso sin límites a los mercados. ¿Y qué hay del espíritu original del embargo? ¿Qué de las confiscaciones y los robos? Pero son los tiempos de Barack Obama. No puede pedirse mucho más a una administración que parece estar haciendo hasta lo imposible para que la dictadura de la isla sea percibida como una nación común y corriente. En esa estamos…
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