La verdadera amenaza fisiológica que se cierne sobre la “estabilidad “ del mundo no es, ciertamente, un virus respiratorio como tantos otros, sino una condición sindrómica oscura e inquietante que no recibe atención mediática alguna y que se coteja muy bien con los tiempos que corren: el autismo.
Con una incidencia cada vez mayor y la amenaza real de un soberbio freno reproductivo futuro, sus causas patológicas y, por ende, su terapéutica, son desconocidas por las ciencias.
Increíblemente, las preferencias investigativas en los tiempos que corren, siguen yendo de la mano de intereses ideológicos, políticos y comerciales y, por ende, comulgan con la estimulación de una pseudociencia que comienza a imponerse como la verdad absoluta.
Reina la nueva edad media, pero en lugar de las huestes de Bernardo Gui, el poder de los gurús de las tecnologías y de los burócratas estatales…
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