
BRICK (2005) es un filme noir ubicado en el improbable espacio de una High School en vez de las callejuelas del barrio chino de San Francisco, a la usanza de Polanski. Y por Marlowe… un chico duro con espejuelos para la miopía.
La historia de Rian Johnson, un tipo que dirigió algunos capítulos en Breaking Bad y que estuvo al frente de la muy interesante Loop y de la manipuladora y demagógica Knives Out (alguna vez nuestro Néstor Díaz de Villegas le dedicó una airada crítica a la película de marras), está contada desde una perspectiva muy interesante, con un manejo del tiempo algo inusual, pero efectivo.
Sin embargo, la categoría de “paquete” conceptual o de “guayaba” argumentativa no hay quien se la quite a Brick. El filme no es creíble, por mucho entusiasmo que le echemos, por mucho que reconozcamos su exaltación a Chandler y a Hammett y a Mallahan Cain. ¿Por qué? Porque es como si fuéramos testigos de una obra de niños jugando a ser hombres, tipos rudos, bebiendo jugo de manzana en casa de mamá en vez de whisky en el bar de mala muerte de la esquina.
Por cierto, la pieza está construida en base al Red Harvest de Dashiel Hammett, como muchísimos otros filmes, pero ni siquiera se acerca a la altura del Yojimbo de Kurosawa o del A Fistful of Dollars de Leone, por supuesto… En todo caso, el esfuerzo de Johnson es loable y se agradece.
Publicado por