La pesadísima sombra del ghandismo planea sobre Cuba desde hace varias décadas. Que daño le ha causado a la causa de la libertad en la isla! Por alguna razón idiosincrática y/o psicológica, el cubano desde siempre, amén de matarse a sí mismo por las más triviales causas, ha hecho del martirologio un excepcionalismo moral.
La imagen estética del apóstol moribundo y el legado intelectual de Martí fueron santificados tras su caída en Dos Ríos (un suicidio a todas luces, según creía el propio Fermín Valdés Domínguez) en aras de crear una referencia de cubanidad. Al parecer, las naciones necesitan de símbolos en torno a los cuales construir sus identidades. De allí los héroes y los mitos. De allí los apóstoles y próceres. (Pero Cuba más)
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