La Israel moderna ha demostrado ser, a lo largo de su historia, una nación capaz de cuidarse a sí misma. Pero en una región plagada de víboras dispuestas a inocularte su ponzoña venenosa, siempre necesitarás de aliados. Y de aliados poderosos, claro está.
Aquel aciago y muy tempranero día en que Bibi Netanyahu decidió validar antes que casi todo el mundo, esa conjura chapucera y, sin embargo, perfecta en contra de la administración Trump (el aliado más soberbio de la nación judía), su suerte (y la de la tranquilidad de su país) quedó trazada ineludiblemente.
Y es que se siembra lo que se cosecha.
Tiempo al tiempo…
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