Mi padre, a pesar de sus casi 87 años, se fue a destiempo. Aún sentía que le quedaban cosas por hacer: publicar sus cuentos y memorias, ver graduarse de la universidad a Victor Manuel, que Anita le diera un bisnieto y que Nicole y Rafe fueran prósperos y virtuosos en la vida adulta, que la vieja no se quedara sola… terminar el Quijote…El viejo se pensaba inmortal, con ese afán con que los hombres buenos intuyen que serán recordados. Y esa inmortalidad es, a su vez, mortal, pues radica en nosotros, que también moriremos. Su memoria, mientras nos quede vida, será infinita y perdurable. Luego, como cenizas en el viento, seremos olvidados y arribará el descanso.Feliz día, mi viejo. Ya nos abrazaremos algún día nuevamente. Para entonces, no nos hará falta el recuerdo constante ni la indestructibilidad perenne. Nos tendremos todos, los unos a los otros. Para siempre…
Diario SObre mi Padre
Rafael Piñeiro-López
Rafael Piñeiro-López, escritor, ensayista y Doctor en Medicina (1994). Ha sido articulista en diarios como Periodista Digital (España) y La Razón (Argentina). Ha publicado los poemarios "Los Hombres Sabios" (Editorial NeoClub 2015) y "La Bala de Sansón" (Editorial Signum Nous, 2016). Fue fundador y editor general de la revista sobre Arte, Cultura y Pensamiento "Signum Nous". Reside en la ciudad de Miami. Ver todas las entradas de Rafael Piñeiro-López
Publicado por