Escrito el 19 de julio del año 2015Ñ
La inmensa mayoría de los intelectuales que emigraron de la isla, luego de formarse en sus escuelas e instituciones culturales, han adoptado posiciones anticastristas que abarcan una amplia gama del espectro crítico, desde el más velado enjuiciamiento hasta el enfrentamiento más brutal. Pero el posicionamiento ideológico de casi todos ellos continúa perpetuándose en la izquierda, en el estatismo hegeliano.
Es así que el debate sobre la era del neocastrismo y el probable post castrismo por venir se esté dando dentro de los anquilosados contornos del socialismo conceptual. Nada demasiado diferente a lo que ya acaeció durante la república pre fidelista. Es por ello que no resulta demasiado extraño que aún prime en el discurso “social” de estos hacedores de ilusiones la corrección política más arcaica, el buenismo más exasperante; y que el resultado de cualquier debate que se fomente o que se aliente sea inoperante y soso.
A la Cuba actual hay que redefinirla desde otros contornos, desde dimensiones diferentes. Es un imperativo, si es que en definitivas cuentas se pretende abandonar el chiquero del marasmo.
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