Si bien la histeria en torno al covid ha sido un ejercicio productivo que ha permitido la doma de tirios y troyanos, es la teoría del climate change y toda la parafernalia anticientífica y apocalíptica que la rodea y sostiene, sin embargo, el Dorado moral que tasa a la virtud en estos tiempos.
Que un Papa corrupto y miserable (como tantos otros que le precedieron) ensalze a un mandatario ilegítimo, aupado por instituciones y políticos, basado precisamente en su “sensibilidad “ con respecto al tema del cambio climático o que ese propio personaje, el senil Biden, asista a la conferencia que trata estos temas doctrinarios con un tercio de su gabinete entero, dejan absolutamente claro cuál es el propósito ideológico que anima a los neo poderosos en el presente y el futuro.
Si usted creía que los precios de la gasolina responden a alguna regla natural del intercambio o que los dealers desabastecidos son producto de la ausencia de algún chip o que la aparente bonanza de Occidente aún se mantiene… bueno, permítame que me carcajee. Se las verá usted muy negras en este nuevo mundo que ya es una realidad palpable…
Lo mismo a aquellos que siguen atisbando a las sociedades bajo la óptica de las ideologías tradicionales. Señores, dejen la bobería a un lado. Ser borrego o miope y corto de luces puede ser una consecuencia transitoria, pero al menos aflojen por un rato, que ser comemierda a tiempo completo es desgastante y fútil.