1465

Pig (2021), del debutante Michael Sarnoski, es, sobre cualquier otra cosa, una sorpresa. Cuando todos esperábamos ver a un rudo, barbudo y desaseado Nicolas Cage vengar horripilantemente el secuestro de su cerdo caza setas (sí, no hablamos de su hija ni de su esposa o su sobrina) al final terminamos tropezándonos con un poema de sensibilidad exquisita (ya muchos bardos-mermelada del patio quisieran acercarse al espíritu de Sarnoski) que nos habla sobre el pasado, sobre los errores y la muerte; sobre la cocina, los vinos y el dolor.

A la originalidad del texto de Vanessa Block y del propio Sarnoski, debemos de sumar ese espíritu estético notable de Patrick Scola que termina por redondear una pieza fresca, formidable, astuta, y que a pesar de su sencillez extrema y de algunos remiendos apresurados, puede ya contarse, desde ahora, entre lo mejor y más auténtico que se ha hecho en los últimos años en el mundillo del cine. Dicen que en el país de los ciegos el tuerto es rey… y aquí aplica esa máxima como anillo al dedo.

PD: El Pulp Fiction de Cage pareciera ser esta Pig. Ojalá le llegara nuevamente la buena fortuna, pero en los tiempos que vivimos, eso es cosa muy poco probable. El cine, como todo lo demás, ya desciende hacia el infierno.

1464

José Antonio Kast ganó la primera vuelta de las elecciones en Chile cuando tras haberse contado el 67 por ciento de los votos llevaba una ventaja de tres puntos sobre su más cercano perseguidor. Matemática y estadísticamente, la suerte estaba echada.

Donald Trump ganaba los cinco estados claves en las últimas elecciones de noviembre, al filo del cierre de la jornada, con más del 50 % de votos contabilizados y ventajas entre 5 y 16 puntos en cada uno de ellos. Unas horas después se «viraría la tortilla».

¿Entienden lo que digo?

1463

Durante toda la segunda mitad de esta larga historia de la histeria pandémica, ha sido el colectivismo judío israelí quien ha estado a la cabeza de la sinrazón. Ahora, con la llegada de una nueva cepa (el timing vuelve a ser brutal), aprovechan para ser los primeros en prohibir alegremente los vuelos internacionales. El deja vu tremendo del kibbutz persigue al espíritu de la nación judía como dingo que muerde en el pescuezo a una víctima que apenas se sacude. Que la única nación «occidental» del medio oriente se haya dedicado a replicar la visión totalitaria china a raíz de la histeria controladora de un germen como tantos otros, dice mucho acerca de estos tiempos oscuros que vivimos.

1462

The New York Times siempre ha sido basura, y no me refiero solamente a la patadita de la suerte que le dieron al castrismo en los cincuenta o a la histeria anticonservadora del nuevo siglo. El diario de marras hiede por donde quiera que se le atisbe. Si no, cómo calificar esta parrafada ya obsoleta y estéticamente desacertada que chillaron en los setenta y que rezó así:

“Sería difícil imaginar una organización musical popular que sea más consistentemente fea que Led Zeppelin” …?

Lo del Times, amigos míos, no tuvo, tiene ni tendrá remedio.

1461

Kyle Rittenhouse fue puesto en libertad, tras un muy publicitado juicio, lo que ha renovado las esperanzas de muchos en el sistema político norteamericano. Craso error. Van a decepcionarse.

Como muestra un botón: el propio Rittenhouse ha hecho hincapié de que una foto con él y algunos miembros de la organización Proud Boys en un bar cualquiera fue producto de su desconocimiento acerca de quienes eran sus acompañantes, y de una triquiñuela de su antiguo abogado, que quiso perjudicarlo.

Lo cierto es que la denodada negativa del muchacho a haberse tomado una foto con esta gente denota claramente una cosa: la satanización de Proud Boys como “organización supremacista blanca”, lo cual no pasa de ser una absoluta falacia pues ni los valores que defiende ése grupo ni los hechos (su director durante un buen trecho era un mulato cubano) son compatibles con la realidad, corroboran el éxito de la propaganda reaccionaria de la llamada izquierda (esto supera las ideologías, se los repito), al punto de que el propio Kyle rehuya ser relacionado con ellos cuando al final son una misma cosa.

USA, la que alguna vez conocimos, está muerta y enterrada. Paso a paso la mayoría terminará doblando su cerviz. Una vacuna aquí, otra concesión allá, el silencio para mantener nuestra propia sobrevivencia… tiempo al tiempo…

1460

Mientras Orwell apostaba por un futuro donde primarían las dictaduras de las ideologías, Philip K. Dick imaginaba al ejercicio de la tecnología como el innuendo más certero de nuestra perdición. Ambos, en realidad, erraban. Los últimos tiempos han sido muy claros y precisos en relación al porvenir que nos aguarda. El estado policiaco del (cuasi presente) futuro, regido por las “infalibles” ciencias, nos acarrearán como ganado por entre los imperturbables y rígidos tabiques del panopticon de Bentham.

Pero el error de Orwell y de Dick no es absoluto. Amén de la prostitución de las ciencias, ya se forjarán nuevas ideologías que, amparadas por el irreversible y magnánimo poder de las tecnologías, nos dominarán y guiarán hacia un futuro donde la imperturbable mirada de Saurón acaso si dará respiro. Así lo intuyó, de cierta forma, hacia finales del siglo pasado Andrew Niccol con su Gattaca (1997) distópica y amarescente. Y tan preclaro fue el neozelandés que se percató, quizás antes que nadie, que la rebeldía distópica ya no consistirá en intentar ser libres por naturaleza, sino en hacer todo lo posible por sumarnos a la masa totalitaria que prevalece por doquier.

Gattaca es la historia de una segregación a la usanza de los postulados eugenésicos de Galton, aquel primo olvidado de Charles Darwin. Una eugenesia microbiológica y no sólo anatómica, vale decir. La clasificación futura de las clases humanas y del éxito social estará estipulado por la información genética, nos dice un Niccol que filma con soltura esta, su ópera prima, y que le otorga emoción a lo que cuenta y que se inspira en grandes clásicos del cine para mostrarnos a Hawke y a la Thurman en ciertas primeras tomas donde lo que prevalece es el estado de gracia… per se…

La historia de Niccol es la de la Australia del presente, la de la Europa que se enfila hacia el abismo, la de los cincuenta estados que fenecen… La solución que nos ofrece no es disfrutable ni dulce y no alimentará el optimismo de la plebe. Aún así reconoce el esfuerzo del humano por reacomodarse y ser rebelde para sobrevivir, aunque tal rebeldía, como ya les comentaba antes, signifique intentar compaginar, como buen militante del partido, con el mundo que te rodea y te consume. Y es que a Niccol no se le escapa lo primordial: la naturaleza humana se caracteriza fundamentalmente por su capacidad de adaptación, donde lo malo nos parece bueno y lo terrible, aceptable.

1459

Ayer escuché una entrevista que le daba el tal Yunior Aguilera (no lo conocía en absoluto hasta que a la plebe cubiche se le ocurrió ensalzarlo como el nuevo mesías de la libertad criolla) a un youtuber nombrado Ian Padrón, hijo de Juan Formell (disculpen, de Juan Padrón) y el tipo dejaba una cosa muy en claro: se había cagado del miedo. Confesó no estar preparado para la presión a la que fue sometido, e incluso se derrumbó psicológicamente durante todo el tramo en que sobrevivió su “osadía “.

Ser cobarde es un “derecho del pueblo”, pero convocar a miles de personas ilusionadas con el sueño de la libertad, y luego abandonarlas a su destino, obligarlas a reposar en las fauces de la bestia, no es más que un tremendo acto de irresponsabilidad cívica, política y moral. El tal Yunior, aún celebrado por algunos, no es más que una basurilla tarambana e imprudente. Ojalá que lo bajen con presteza del panteón… aunque lo dudo.

1458

Los burócratas que rigen los destinos de Austria han condenado a permanecer desde este lunes al 35% de su población (los no vacunados) en cuarentenas medievales. Es la apoteosis del autoritarismo covidiano. La pesadilla de Orwell ya es realidad desde hace un trecho. Y qué dirán aquellos que aseguran que les preocupa el bien común cuando esto comience a implementarse aquí, en los Estados Unidos, otrora luz de libertad y progreso? Lo justificarán, os lo aseguro.

1457

La mañana previa a la contienda electoral presidencial de noviembre pasado, mi implacable escepticismo me obligaba a escribir:

“¿Se dejarán meter el pie, nuevamente, los grandes poderes económicos y mediáticos? Y de no ser así ¿Significaría esto que la ilusión de la validez del voto se esfumaría definitivamente del imaginario nacional? Denle coco al tema, que por ahí va la cosa. Todos estos cuestionamientos podrían ser relevantes al filo de la media noche.”

1456

Veo el debate panfletario, en ese circo romano que es el congreso norteamericano, sobre la energía renovable y los efectos venideros del cambio climático. La misma retórica gastada y alarmista. Meterle miedo al vulgo siempre rendirá sus frutos. Y como el objetivo es sacrificar al cordero, en este caso la industria petrolera, arrinconan y despellejan a los enviados de los tipos que aún cortan el guaniquiqui en el rubro. A la cabeza de la pseudociencia ambiental, el squad de las extremistas latinas, afroamericanas, musulmanas, que esgrimen un idéntico discurso a quienes dicen ser anticastristas (por ejemplo) pero que con los hechos no hacen otra cosa que validar (como en tantos otros temas) el radicalismo colectivista del ya extinto marxismo (el monstruo ha mutado y es más artero y peligroso). Los petroleros tienen sus días contados. El futuro luminoso no entiende de minúsculos obstáculos. Sus seguidores también, a corto plazo, serán víctimas del Uróboro cuando se jame su propia cola. Pobres diablos…