
Llevamos a Harry a la clínica de mi cuñada Thais Herrera, médico veterinaria, que junto a sus asistentes lo revisó de arriba a abajo y descubrió varias cosillas. Tiene una infección de oído notable, una enfermedad de la piel típica de caninos, leve anemia y disfunción tiroidea, un balín de perle alojado en alguna parte del torso… En tratamiento pleno y con cariños y mimos, comienza a recuperar la vida que ya no tenía (o que nunca tuvo)…
Publicado por