
En “The Crazies” (2010) el ejército no sólo trata de contener a los infectados de una especie de virus en una localidad rural de Iowa, sino que se encarga de asesinar y luego carbonizar a cualquier sospechoso de portar la enfermedad. La histeria los lleva, incluso, a portar máscaras permanentes ante el temor de ser víctimas de su propio horror. Lo triste es que en una situación aproximada cualquiera, ese sería realmente el proceder de los uniformados en los Estados Unidos y en cualquier otra nación. Y es que el ejército jamás ha sido un aliado de la gente común, sino un testaferro de burócratas y gobernantes. Por cierto, la adaptación del muy modesto Breck Eisner es definitivamente mejor que la original de George A Romero…
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