En todo este rebemberembe me llama mucho la atención como la izquierda criolla “anticastrista”, usualmente tan modorrita y zorra, ha puesto pie en tierra por una de las partes, y hasta varoniles parecen en su inconsecuencia. Ah, si no los conociera!
Si tú que me lees añoras aquellos ejercicios sádicos donde las masas revolucionarias empalaban, como Vlad a sus terribles enemigos, a los “gusanos” y contrarrevolucionarios que se oponían al discurso oficial, podrás experimentar en carne propia el odio de las turbas con tan sólo no seguir a la manada… a ninguna, claro.
Yo no, yo acabo de jamarme unas lentejas de sueño mientras bebo un Malbec exquisito. Allá ustedes! A mí los nuevos adalides de lo cierto me resbalan.
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