2078

He visto esta noche “Cold in July” (2014), una pequeña pieza negra premiada en numerosos festivales independientes, dirigida por el prometedor Jim Mickle. Amén de algunas concesiones en post de una buena venta, la cinta de Mickle puede catalogarse de decente, a la par de muchas de su estilo que fueron rodadas en la prolífica década de los ochenta, de las cuales esta parece ser una especie de homemade. Manejada desde la perspectiva del hombre común enfrentado a retos extraordinarios, el metraje se disfruta, a pesar de cierta disonancia en la estructuración de los personajes y el acontecer de la historia.

Lo mejor reside, sin duda alguna, en el pulseo (a veces algo soso debido a las limitaciones del guión) entre los veteranos Sam Shepard y Don Johnson, dos tipos que todavía son capaces de hacer palidecer a Jason Statham y toda esa caterva de actorcillos que presumen de tipos duros.

Si no tienen mucho que hacer y quieren entretenerse un rato, no desaprovechen la oportunidad de paladear esta pequeña muestra de cine B que, aunque a veces nos parezca increíble, sigue existiendo en los contornos de la modernidad en que habitamos. Después quizás se animen a repasar trabajos memorables como The Hot Spot o la soberbia Blue Velvet, que tanto hicieron por el subgénero en aquellos años donde la guerra fría seguía haciendo de las suyas.

(Escrito en Junio del 2016)

2077

He abierto para la cena este Malbec mendocino que me regaló mi querido primo Regis Lopez, firmado por el propio dueño de la viña, lo cual le otorga un valor especial. El vino es ligero y alegre, con un bouquet suave y apacible, de textura cuasi dulce y perfecto equilibrio ácido. Lo recomiendo para acompañar aperitivos, ensaladas y frutas

Familia 5

Anoche soñé que mis padres regresaban desde Cuba. Papi no había muerto la vez pasada. De alguna forma había sobrevivido para volver a agonizar una vez más entre nosotros, a la usanza de un Cristo redentor. Mi padre estaba en la cama camera del cuarto que daba al patio cementado de la vieja casa de la calle Agramonte, acostado y confuso, como si no pudiera estar alerta, como si no pudiera despertar. No era en realidad Miami, sino la Cuba de mi niñez o de mi adolescencia. Me preguntaba, en el sueño, qué dirían aquellos que con anterioridad examinaron y dieron por muerto a mi querido padre al volverlo a ver llegar, fenecido, al sitio de su destino final.

Yo estaba apurado pues tenía que regresar al hospital a tiempo para recibir mis clases. Tanía una bicicleta nueva e impecable que alguien me había regalado o comprado y un reluciente candado para asegurarla. Pero iba atrasado. Oscurecía y tenía que abandonar la casa de la calle Agramonte. Ani, que era mi madre (o mi madre, que era Ani) se disponía a alcanzarme un pozuelo con la cena, pero le dije que comería en el hospital, que todos lo hacían allí. Algún seminario comenzaba a las 8 de la noche y ya eran las 8:30… ¡como siempre en mis más angustiosas pesadillas, el tiempo se agotaba y yo sin poder avanzar!

2076

Michelle Singletary, columnista económica del WP, el diario de Jeff Bezzos, el diario de uno de los hombres más ricos del mundo, el diario del nerd que conquistó a todos y todo, escribió hace un par de días que los norteamericanos tenían que dejar de quejarse por la terrible situación que atraviesa la nación y el mundo.

“Tienes que dejar de quejarte cuando hay tantas personas que, literalmente, solo pueden tener dos comidas en vez de tres», advierte. Y remata con una frase terrible, una frase profundamente inquietante, pues algunos de nosotros ya la hemos escuchado antes: “Y sí, te está costando más la gasolina, pero adivina qué? Todavía en esta fiesta del cuatro de julio, puedes salir a comer fuera».

Esta comisaria partidista, que apela al voluntarismo estoico tal y como lo hicieron otros en el castrismo o en la Rusia roja de los soviets o en la Alemania nazi semi derrotada por la alianza, al parecer no se ha enterado de las legiones de pobres que ha parido el nuevo mundo que se gesta. Marzo del 2020, mis amigos, ha sembrado la semilla de la desidia; Noviembre del mismo año ha modelado el futuro. Y así vamos.

2075

Norma McCorvey, la chica que mintió diciendo que había sido violada en grupo para que un par de abogadas oportunistas lograran materializar la falacia del “aborto como un derecho constitucional”, y que sería denominada como Roe (para proteger su identidad) terminaría constituyéndose en una defensora de la vida, en una enemiga del aborto y de los intereses políticos y económicos que giran en torno al tema. Que gran y elocuente paradoja!

2074

“The Mist” (2007) es una cinta prescindible en la obra de Frank Darabont, por supuesto. Excesivamente amarga, poco creíble, “paquetera”, se regodea en una de las peores noveletas salidas del ingenio de Stephen King y procrea, como resultado, una peliculilla menor. Sus méritos no son artísticos, sino especulativos.

El morbo yace en reconocer a esta “The Mist” como la predecesora visual, y sobre todo conceptual, de esa obra maestra que le sucedería en forma de episodios en la cadena AMC, “The Walking Dead”, cumbre del escepticismo existencialista; aspecto no trivial si tenemos en cuenta que el mismo carácter eidético anima al espíritu del filme.

Darabont experimenta con el concepto de la libertad sitiada, pero en vez de zombies en las sombras, criaturas fantásticas en la niebla. Y aprovecha el espacio cercado para echar a pelear a los hombres entre sí (el verdadero peligro proviene de nuestros semejantes y su naturaleza gregaria y animal) y para liberar los demonios de los fanatismos y las masas acarreadas como ganado inútil.

En ese sentido el personaje interpretado por la muy talentosa Marcia Gay Harden es remembranza de aquella madre de Carrie que, enarbolando la biblia con ceño fruncido y dedo acusador, empujaba hacia el límite los horrores y afianzaba el predominio del apocalipsis en la tierra.

A veces haber filmado “The Shawshank Redemption” puede constituirse en una pesada carga, incluso para un creador de la talla de Frank Darabont. La exigencia exagerada hacia “The Mist”, que en teoría siempre debió haber sido percibido como un proyecto menor, así lo corrobora.

(Escrito en 2016)

2072

Escuchando el Lonesome Crow (1972) y el Fly to the Rainbow (1975) de Scorpions. El primero, un album muy poco vocal y con toda esa onda medio psicodélica de la época. El segundo, en el más clásico estilo Deep Purple. Klaus Meine luego se iría erigiendo como uno de los vocalistas más importantes y emblemáticos del rock.


El Virgin Killer fue un album de transición en la trayectoria musical de Scorpions. A sólidas piezas de hard rock como la propia obra homónima hay que sumar excelentes temas más melódicos como el Picture Life o el Crying Days o una canción al estilo de Hell Cat, que se adelantó en 15 o 20 años a lo que luego nos venderían como un fenómeno inédito por mediación de los Red Hot Chili Peppers y su tan promocionado “funky” rock.

2071

De ‘Mónicas’ Baró no sólo está repleta la disidencia cubana, sino también todo el exilio que profita del tema Cuba, políticos, usureros, propagandistas y mesías; de ‘Mónicas’ Baró anda también repleta la intelectualidad cubiche de todos los contornos, los orgullosamente militantes de izquierda, pero también, y es lo más inquietante, aquellos que se autocalifican de derechas ante la vergüenza que les ofrece el otro lado. El “moniquismo” o el “barismo” o como se le quiera llamar es un mal enraizado, un tumor que ha metastizado cada atisbo de razón, y un reflejo directo del triunfo del castrismo intra y extramuros, una apoteosis del colectivismo más reaccionario y burdo. De ‘Mónicas’ Baró, señores míos, estamos rodeados…

2070

Hey, la guerra de Ucrania sigue! Dónde están sus banderitas? Dónde su solidaridad sin límites? Egoístas! Ah, y el catarro causado presumiblemente por el Covid sigue contagiando a mucha gente. Dónde el logo de que te quedas en casa? O de que estás vacunado tres y cuatro veces? Importa, acaso, que los gobiernos ya no cuenten número por número para que tu sensible corazón no se aflija? Tontos!

La masa, acéfala y peligrosa, merodea a cada paso. No busques culpables a tus desgracias. El culpable eres tú.

Familia 4

Los muchachos están en vacaciones y Rafe está recibiendo terapia virtual. Esta mañana le tocó con Sissy, su PTA desde hace varios años. Rafe estaba molesto porque le habían programado la sesión para las 9 AM. Le pidió a Sissy que le pusieran las terapias para el horario de la tarde; que si era preciso pusieran a los niños de la tarde en la mañana y a él en la tarde. Y Sissy le preguntó: -«Pero Rafe ¿A qué hora te levantaste hoy?» -«A las 8:30 AM» -«Entonces te da tiempo para la terapia de las nueve» -«¡Pero entonces no me da tiempo de leer las noticias al levantarme!»

2069

A Tim Allen le robaron su personaje de Buzz Lightyear por su condición de conservador. Disney ya no tiene la paciencia ni la prudencia de lidiar con quienes no comulgan con su cruzada “progre”. Por eso terminaron contratando, para ponerle voz al personaje de marras, a Chris Evans, uno de los tantos miembros de la cofradía azul, un tipo dispuesto a ofender a sus potenciales clientes con todo el descaro que proporciona la impunidad de representar a una especie de nuevo moralismo que ya lo desborda todo.

Lo curioso es que la gente sigue jamándose el millo de la prevalencia de las leyes del mercado, donde lo que da dinero es lo que cuenta. Que inmensa candidez! A Disney, y sucedáneos, no les importa perder millones y millones con tal de llevar hacia adelante su sacro proceso de evangelización. Que todo sea en aras de un nuevo mundo y de una nueva historia!

Mientras, un mal real como el síndrome del espectro autista avanza sin cortapisas y nadie siquiera lo menciona. Millones y millones de personas afectadas por un padecimiento extraño del cual sigue sin saberse alguna cosa, gente que en su inmensa mayoría no procreará ni formará familias, se ahogan y sofocan entre la incertidumbre de la dejadez y la inconsecuencia de aquellos a quienes no les importan. Lo más jodido de todo? Que nada, absolutamente nada es casual.

2067

Uno de esos escritorzuelos cubiches avecindados en España, un ser absolutamente de izquierdas, se alegra porque en alguna región de la península ha ganado la centro derecha, (esa a la que Agustin Laje se refiere como “la derechita cobarde”) y no la “izquierda ñi ñi ñi” ni los “fascistas de Vox”. Una razón más que válida para simpatizar con los de Santiago Abascal y para arriscar la nariz con la social democracia gordinflona de siempre…

Familia 3

Antes de ayer mi viejo cumplió años. Hoy es el día de los padres. Es una coincidencia datística que se repite, por supuesto, cada año, y que se me legó también a mí en torno al día de acción de gracias. Ayer Nicole, que ha mejorado mucho de su pierna y no siente dolor, me dijo en la cocina que en la noche del 17 para el 18 había soñado con “Abuelo Papi” y que éste le contaba alguna historia mientras la acompañaba, sentado en la cama. ¿Y si el viejo vino a conversar en la noche de su cumpleaños con su nieta? ¿Y si acaso fue capaz de traspasar las barreras de esa dimensión inexpugnable a la que creo que muchos nos largamos cuando finalizamos nuestra vida terrenal? No pude ni siquiera evitar el llanto, la tristeza y la esperanza. El abrazo de Nicole, mi hermosísima princesa de 14 años, alivió mis pesares. La fragilidad del tiempo nos vuelve vulnerables y tontos en algún momento. Me repito a mí mismo que nunca volverá a suceder, y es muy probable.

2066

Este viernes pasado (ayer) mil doscientos vuelos aéreos fueron cancelados… por falta de pilotos. Y más de cuatro mil se atrasaron. Es sólo una muestra de muchas otras cosas que ya nos parecen inofensivas. Habían visto esto alguna vez aquí en la yuma?

Es el deja vu del horror que conocimos.

2065

“Top Gun: Maverick” es una hija putativa del trumpismo. Joseph Kosinski reescribió un viejo guión en el 2017 que había caído en el olvido tras el suicidio de Tony Scott y cinco años después remecería al mundo (y a los progres) con una historia testosterónica y simple donde apenas si hay lugar para la corrección y la comemierduría tan típica de estos tiempos. Es decir, basta que una obra cualquiera se abstenga de poner sobre el tapete los tópicos que hoy interesan a las elites que mesiánicamente imaginan un futuro “perfecto” para que califiquen inmediatamente como obras cuestionadoras del poder.

“Top Gun: Maverick” es, esencialmente, un ejercicio nostálgico que nos recuerda cuán fabuloso fue cualquier tiempo pasado. Desde el arranque de la pieza, cuando el tema original de Kenny Loggins resuena en el teatro, la era reaganistica se hace carne y alma en el imaginario personal. Es puro entretenimiento donde una cuota de nacionalismo perdido florece entre la mierda más atroz y donde las ideologías no tienen peso, tal y como siempre debiera ser. Pero hoy en día no pronunciarse es, ya de por sí, una clara declaración de intereses.

Kosinski a lo largo de su obra ha sido una especie de ingenuo propagador del concepto del moribundo excepcionalismo norteamericano. “Oblivion” y “Only the Brave” navegan esa cuerda. Su Top Gun es la apoteosis. El capitán Pete Mitchell, un rebelde ‘con/sin causa’, es llamado a entrenar a un grupo de pilotos de elite que han sido escogidos para desarrollar una misión imposible en territorio enemigo, oportunidad ideal para enfrentarse a sus fantasmas del pasado y renacer, dentro de lo posible, como un hombre mejor. El wokismo está, no hay que decirlo, desterrado de la historia, aunque siempre hay espacio para la “inclusividad”: la única mujer de la cofradía, el latino y el negro son los elegidos por la mano de Dios para salir triunfantes y poner el nombre de una América que ya no existe en el pináculo del orgullo nacionalista; utópico pero estimable. Y es que si a las compañías cinematográficas les interesara en realidad ganar billetes dirigirían gran parte de su producción hacia esa masa desencantada y ávida de la incorrección política (que no es más que la corrección de siempre, o de antes si se prefiere) que llenaría sin lugar a dudas las salas para rendir pleitesía a cualquier ejercicio que se desentienda del agobiante status quo que parece regirlo todo.

Por ahora “Top Gun: Maverick” es un pequeño ejemplo de cuán exitoso se puede ser al renegar del discurso imperante. Aunque la gran pregunta que nos hacemos todos es… ¿hasta cuándo se podrá? ¿Hasta cuándo lo permitirán? Y la respuesta es sumamente simple: hasta que ellos quieran.

2064

“Entonces te toca medialuna”

Ani y yo fuimos anoche al teatro Trail para ver una obra muy simpática y muy cubana que se titula Zorras y que está protgonizada por cuatro excelentes actrices. Pero antes pasamos a comer por el mítico Versailles, que se encuentra a un par de cuadras de allí y lo que encontramos fue la pesadilla de la decadencia. La host, una centroamericana de no muy buen aspecto chateaba por FaceTime con alguna conocida mientras turistas “gringos”, asiáticos e hindúes hacían cola esperando que los ubicaran. No demoramos en entrar, pues si ustedes conocen el lugar sabrán que es inmenso y que acomoda a cientos de personas.

Una vez adentro nos atendió un cubano que debe de estar prácticamente acabado de llegar (el desinterés de la mano de obra disponible es cosa nueva y muy notoria en estos tiempos oscuros que vivimos). El tipo, sin haber traído la carta nos preguntó que qué queríamos ordenar. Sin una gota de educación, el personaje parecía haber salido de las páginas del manual de instrucción revolucionaria del comité central, un absoluto desparpajo y “obstine” lo guiaban como la luz divina a los apóstoles tras la muerte de Jesús.

Detrás nuestro un par de señoras peruanas, de visita en la ciudad, intentaron que el tipo les explicara el menú de sandwiches. Entre el hecho de que más de la mitad de lo requerido por la señora no estaba disponible y la otra mitad consistía de panes más duros, el intercambio se volvió insostenible. “Pero mijito, tengo dentadura postiza y sólo puedo morder pan suave”. “Entonces te toca medialuna!!” El tipo se dio media vuelta, “frió un huevo” bien sonoro, hizo un mohín de desdén y dio por terminada la charla y el pedido.

Una vez que Ani y yo nos hicimos de la carta, hicimos el pedido de la cena. Exactamente la mitad de lo que ordenamos, estaba en falta. “No tenemos, no tenemos, no tenemos” repetía el tipo con cierta compacencia. Eso sí, los precios continúan increíblemente bajos como en los buenos tiempos del malvado Trump, cuando cualquier “zarrapastroso“ podía darse el lujo de comer opíparamente por un precio más que razonable, algo prácticamente imposible en el Miami (y en el USA) de hoy.

Ya hacia el final de la comida cuando esperábamos para pagar la cuenta, a la señora peruana de nuestras espaldas se le ocurrió increpar al mesero por un café que había pedido. “Se le olvidó que le pedí un café cubano? Llevo mucho rato esperando”. A lo que el tipo respondió, dejándonos azorados y con la boca abierta a mí y a Ani “Señora, yo no me he olvidado de su café. Pero usté no es mi única cliente. Mira cuántas mesas yo atiendo. Cuando yo pueda se lo traigo”. Y chirrín chirrán, asunto concluido. A pesar de la pobre atención en algunos lugares regentados por cubanos en el sur de la Florida, jamás habíamos llegado a un punto tan bajo. El final, amigos míos, ya está aquí entre nosotros.

2063

Hoy Ani preparó unos Falafel coránicos, que son una especie de albóndigas de garbanzo aliñadas con una salsa casera de mostaza y vinagre y que se acompañan con pan pita y queso feta. Para beber un Pinot Noir californiano Fitvine cosecha 2018, ligero, suave, seco y moderadamente ácido. La combinación es brutal, por cierto. Si no, pregúntenle a Jojo…