



Y volvamos a las cosas imprescindibles de la vida. El Aberfeldy es un single malt escocés que conocí originalmente cuando lo compré para degustarlo en la última convención de la cubanidad. Este es el caldo que alimenta los destilados mixtos de Dewars, pero en su versión de cebada malteada pura y dura. Está añejado durante largos doce años (la edad de mi hijo) en barricas de roble probablemente americano y en copa es grueso como la niebla de Londres. Huele sobre todo a banana madura, a platanito amarillo y con pintas carmelitas de cualquier patio de campo de Calimete o Banagüises. Hay en nariz también otros frutos maduros como el melocotón y el durazno, como las avellanas horneadas en pastel. En boca sobresalen la madera y el banana pie. También hay algo de miel de abejas y vainilla. Hacia el paladar recóndito se descubre una pizca cuasi imperceptible de naranja. La consistencia es de mantequilla sedosa y el final medianamente prolongado y moderadamente centelleante. El trago es exquisito y está perfectamente equilibrado. Sabe a gloria y paraíso y fiestas. De los que más me gustan en este rango de precios.
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