Estas elecciones de medio término han seguido el patrón de las presidenciales del 2020; es decir, los resultados se han demorado en contiendas claves a consecuencia del “voto por correo” que ha saturado nuevamente al sistema con miles y miles y miles de boletas fraudulentas y fantasmas que terminan contándose a deshora, revelando resultados siempre favorables al partido demócrata. Todo esto, claro está, a vista y paciencia del otro conglomerado partidista, que en una especie de pacto sinistro se ha dejado sodomizar con una complicidad verdaderamente espeluznante.
Anoche a esta hora los republicanos aún aventajaban por dos asientos a sus rivales en el senado. La distancia se acortó a uno, y todo hace indicar que los demócratas retendrán la cámara mayor sin grandes complicaciones. Un verdadero jarro de agua fría para los crédulos patriotas de cartón. En el congreso la cosa es aún peor. De una ventaja de 24 escaños que obstentaban anoche los republicanos, hoy los números se han reducido a… 12 asientos! La masacre, tolerada por políticos, medios e instituciones de toda laya, llegó para quedarse, tal y como se suponía. (Nada de esto es casual y está sólidamente cronometrado).
USA está muerta y enterrada desde aquel fatídico mes de marzo del 2020 cuando la administración Trump fue simplemente incapaz de brindar un ápice de resistencia frente a los poderes que dictan las pausas en el mundo civilizado y establecen que hacer. Señores, recojan los bártulos, protejan a sus familias con los dientes, eduquen dentro de lo posible lo mejor que puedan a sus hijos y sus nietos y esperen la llegada del espléndido futuro que se avecina. Luego no digan que no se lo advertimos.
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