Ayer, seis de enero, lo pasé trabajando, por supuesto. Lo único que he hecho a lo largo de mi vida es, precisamente, trabajar. Trabajar por mi familia, claro está, no por un gobierno ni por institución alguna. Pues bien, ayer viernes trabajé de manera usual. Es decir, pasé todo el segundo aniversario de la muerte oficial de la Unión (de los Estados Unidos) viendo pacientes en una consulta de una clínica en la ciudad de Kendall. Antes del funesto deceso de la nación ejercí un montón de otros oficios, como repartidor de pizzas para una cadena luego caída en desgracia, técnico de farmacia en Navarro, ayudante de mesero en un antiguo restaurant cubano ya desaparecido, repartidor de periódicos, cuidador de monos en un centro de experimentación en Homestead… y tantas otras cosas. Todo eso aconteció cuando aún la esperanza de una República funcional palpitaba en cada gesto y cada soplo. No se había despeñado aún la historia por el barranco de la “modernidad”. Hoy las cosas son distintas. Ayer se cumplieron, como ya les comentaba, dos años de la muerte oficial de los Estados Unidos, el que alguna vez fuera el imperio más influyente de la existencia de los hombres. Hoy seguimos acomodándonos a tratar de vivir en la mediocridad. Y lo justificamos.
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Rafael Piñeiro-López
Rafael Piñeiro-López, escritor, ensayista y Doctor en Medicina (1994). Ha sido articulista en diarios como Periodista Digital (España) y La Razón (Argentina). Ha publicado los poemarios "Los Hombres Sabios" (NeoClub 2015) y "La Bala De Sansón" (Signum Nous, 2016), y el libro de reseñas "Fuera De Este Mundo: Comentarios sobre cine, Televisión, Sociedad y Cultura" (Ego de Kaska 2022) se encuentra actualmente en proceso de edición. También ha sido parte de numerosas antologías como "50 Escritores Cubanos: Panorámica De La Nueva Literatura Exiliada" (NeoClub 2015), "Antología De Cuentos" (Exodus 2021) y "El Libro Rojo Del Marxismo Cultural" (Exodus 2021). Fue fundador y editor general de la revista sobre Arte, Cultura y Pensamiento "Signum Nous". Reside en la ciudad de Miami. Ver todas las entradas de Rafael Piñeiro-López
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