La entelequia del castrismo también fue construida por la cultura militante, tal y como además acaeció en otros regímenes totalitarios. Dirigentes partidistas que planificaron y ejecutaron una política de la “cultura del pueblo” no hacían otra cosa que, bajo la propia y burda justificación del arte por el arte, validar y estructurar el horror. Muchos de esos “programadores ideológicos” moran por estos lares disfrazados de titanes de la tolerancia, de vetustos defensores de la democracia occidental. Y venden la imagen idílica de una cultura descontaminada (cuando todos sabemos la imposibilidad de tal premisa en un lugar como la Cuba post 59) para resarcirse a sí mismos, para edulcorar un pasado represivo (siempre desde la propia cultura, por supuesto).
Pues resulta que andan por ahí esas auras poniendo la cura antes que salga el grano, para que la gestualidad insomne, la fraseología revolucionaria, el discurso apasionado y febril de viejas cintas documentales, se suavicen, se maticen y parezcan así pues… simples ejercicios culturales… Lo que hay que ver en estos tiempos! Los verdugos y los defensores de los verdugos renaciendo como el ave fenix e, incluso, dando lecciones de civilidad y justicia.
Publicado por