3123

Hace tan sólo unos escasos días murió el gran Richard Belzer, o el inmenso detective John Munch, aquel sarcástico policía que pariera Paul Attanasio con su pluma y que Tom Fontana y Barry Levinson elevarían al olimpo de los más grandes caracteres en la ya mítica “Homicide, Life on the Streets”. Una pérdida inmensa para mi memorabilia de las cosas rescatables de la vida. Que descansen en paz el comediante Belzer y el policía Munch, y que su memoria se extienda todo lo posible.

For 15 seasons on «Law & Order: Special Victims Unit,» Richard Belzer played Detective John Munch.

3122

Por estos días he leído en más de una ocasión que el poeta Heberto Padilla no tenía miedo. Y no es cierto. Padilla estaba literalmente cagado del miedo. Quizás cómo nosotros, ustedes, todos. El miedo, ese instinto natural del hombre, ha sido enarbolado por los totalitarismos, las autocracias y las democracias como arma de sometimiento y de castigo. El miedo físico de la tortura de la carne y el miedo irreal de los fantasmas de la psiquis. Todo miedo es válido, dirían aquellos que se ocupan de nuestra “bonanza” y de nuestra “seguridad”. Pero no hay diferencias entre aquel Heberto desvergonzado que delataba por los codos durante el episodio aciago de su auto inculpación y los otros que callamos ante la devastadora fuerza colectiva del “bien común”. La libertad real es una quimera, lo sabemos bien. Validar, como lo hacemos a diario, su farsa nos convierte en un ejército de Padillas furibundos. No somos héroes, como no lo fue el poeta, ni tampoco villanos. La miseria es un sine qua non de la existencia de todos. Dejemos la hipocresía a un lado.

3120

Y entonces… ¿fue el poeta Heberto Padilla nuestro Galileo Galilei? (“eppur si muove”).

Lo pregunto porque se ha revivido aquella narrativa de Reinaldo Arenas de que Padilla se habría burlado de sus represores (imitando el lenguaje y los gestos de Castro) durante su infausto ejercicio auto inculpatorio.

¿No será demasiada fantasía “patriótica” de nuestros compatriotas, siempre tan propensos a la pseudo heroicidad inclaudicable?

3118

Llegaron de Cuba hace menos de un año. Ambos rozan los sesenta y son sencillos y educados, buenas personas también. Felices, muy felices porque fueron reclamados por su único hijo y al fin pudieron juntarse luego de varios años. El vástago les compró un seguro de salud para que pudieran chequearse. Yo los recibí en consulta y les ordené exámenes. El colesterol un poco alto, algo de prediabetes él. La radiografía de pecho, extraña. El hombre fue fumador alguna vez. Le ordeno un CT scan de tórax con contraste. Ayer revisamos el resultado. Le dije a las muchachas de front desk que lo contactaran con urgencia. Vinieron ambos con su hijo. Dar este tipo de noticias nunca es fácil. Se encontró una masa de 3×3 cms en el pulmón izquierdo compatible con un carcinoma, además de un linfonodo vecino metastizado. Nada es tan terrible como la certeza de la proximidad de la muerte. Se abrazaron, lloraron, fueron estoicos… Les dije que el diagnóstico definitivo lo daría la biopsia por broncoscopía, que la vida nos ponía por delante batallas que necesitaban ser libradas y bla bla bla… pero nada puede paliar el dolor del final. Es imposible tasar el alma humana si no se es testigo de momentos como estos.

3117

Ani y yo llegamos a los Estados Unidos en el mes de Julio del 2005, durante pleno gobierno de Bush Jr, procedentes de Chile, nuestro primer exilio. En aquel entonces comenzamos a trabajar casi en cualquier cosa, por un salario mínimo que, a diferencia de hoy en día, nos alcanzaba para rentar un efficiency o un departamento pequeño, para comprar un auto y para alimentarnos y vestirnos. Ani descargaba camiones en el difunto Babies R Us (muy pronto se convertiría en supervisora) y yo trabajaba como medical assistant o repartía pizzas. Sí, los tiempos han cambiado… para mal…

3116

Ani y yo nos encontramos este domingo en el Black Point Park and Marina a esta gatica tricolor en un estado de desnutrición absoluto, algo inusual en la yuma que todos conocemos (o conocíamos). La llevamos al shelter, donde la vacunaron y donde pretendían sacrificarla. Tuvimos que ir a sacarla de la sección de eutanasia y la traíamos a casa. Antes una veterinaria amiga nos hizo el favor de correrle el test de enfermedades infecciosas crónicas, que resultó negativo. Afortunadamente mi cuñada Thais es veterinaria board certified y nos ha ido instruyendo en cómo debemos de hacer para salvar la vida de esta criatura. Resulta que la gatica tiene más de 10 años de edad y adquirió una infección bucal que ha terminado por causarle anemia y elevación de las transaminasas hepáticas. Ya la desparasitamos y ahora le estamos administrando antibióticos y alimentándola. Quizás tenía dueña y se perdió. Quizás siempre sobrevivió en las calles. La libertad, la verdadera, tiene un precio.

3115

Creo firmemente que vivimos los prolegómenos de una nueva etapa en la historia de la humanidad, de un nuevo episodio “socio-político” post capitalista que comenzó a estructurarse en términos prácticos un poco después de la mitad del siglo pasado y que terminó por establecerse tras el triunfo presidencial de Barack Obama en los Estados Unidos y la creación y popularización del smart phone. El cierre del ciclo pre secuencial aconteció, pienso yo, con el establecimiento práctico de la paralización de las fuerzas productivas a causa del manejo oportunista de una pandemia que muchos aceptaron y acunaron con beneplácito (mientras el poder de gobiernos e instituciones se volvía invencible) y, sobre todo, con la instrumentalización de un golpe de estado político minuciosamente planificado y ejecutado por instituciones partidistas y gubernamentales en noviembre del 2020.

Como todos sabemos, la fuerza de la historia es imparable. Resguárdense, aquellos que aún siguen creyendo en las leyes del viejo mundo, de la mejor manera posible si es que no quieren ser barridos por la ola de la “nueva modernidad”. Aunque todos sabemos que la capacidad de adaptación del ser humano es inconmensurable, y es allí donde radica la garantía del éxito de los nuevos hacedores del futuro.

3114

La historia ha cambiado. El mundo es otro. Al derrumbe absoluto de las ideologías tradicionales se suma la autocomplacencia y el mesianismo de los autotitulados “salvadores del mundo” como factores generadores de una sociedad futura. Es decir, aquellos que manejan las palancas del poder y que imaginan una sociedad “perfecta” no lo hacen ya para enriquecerse aún más o para atesorar mayor poder. Lo hacen para trascender. Y eso es aterrador. Cualquier debate sobre el presente y el futuro, para ser serio y competente, debe de despojarse del discurso tradicional que ha primado durante los últimos250 años. Hablar de comunismo o capitalismo a estas alturas, es un gazapo anacrónico y futil. Pero no creo que sea algo que pueda entenderse por ahora. Tiempo al tiempo…

3112

Las ideologías tradicionales que surgieron tras la ilustración, como tantas veces lo he pensado y dicho, han perdido su estructura básica fundamental de praxis, no por holgazanería intelectual sino por circunstancias vivenciales. El mundo, que se desliza con premura hacia una nueva etapa de la historia de los hombres, deja tras de sí las sobras de una civilización ya antigua (exenta de las definiciones clásicas éticas y morales) para dar lugar a una filosofía del «nuevo acomodamiento», de la cual aún no se atisba claramente el sostén fundamental de su entelequia, pero que se vislumbra parcialmente en los «mandamientos» occidentales del Foro de Davos y en los totalitarismos residuales del comunismo que se aglomeran alrededor del foro de Puebla y del gigante chino. Lo que dice el periodista norteamericano Glenn Greenwald, hombre cercano anteriormente a las ideas socialistas del siglo XXI, podría también haberlo dicho cualquiera de nosotros que se precie de atesorar al menos algo de sentido común. Es esa una muestra de toda esta perorata que les acabo de dar. Tiempo al tiempo y veremos que seguir debatiendo sobre los estamentos perpetuos de la consecución y mantención del poder a la usanza de la etape pre-Covid no es más que un ejercicio fallido y demodé.