Familia 5

Anoche soñé que mis padres regresaban desde Cuba. Papi no había muerto la vez pasada. De alguna forma había sobrevivido para volver a agonizar una vez más entre nosotros, a la usanza de un Cristo redentor. Mi padre estaba en la cama camera del cuarto que daba al patio cementado de la vieja casa de la calle Agramonte, acostado y confuso, como si no pudiera estar alerta, como si no pudiera despertar. No era en realidad Miami, sino la Cuba de mi niñez o de mi adolescencia. Me preguntaba, en el sueño, qué dirían aquellos que con anterioridad examinaron y dieron por muerto a mi querido padre al volverlo a ver llegar, fenecido, al sitio de su destino final.

Yo estaba apurado pues tenía que regresar al hospital a tiempo para recibir mis clases. Tanía una bicicleta nueva e impecable que alguien me había regalado o comprado y un reluciente candado para asegurarla. Pero iba atrasado. Oscurecía y tenía que abandonar la casa de la calle Agramonte. Ani, que era mi madre (o mi madre, que era Ani) se disponía a alcanzarme un pozuelo con la cena, pero le dije que comería en el hospital, que todos lo hacían allí. Algún seminario comenzaba a las 8 de la noche y ya eran las 8:30… ¡como siempre en mis más angustiosas pesadillas, el tiempo se agotaba y yo sin poder avanzar!

Familia 3

Antes de ayer mi viejo cumplió años. Hoy es el día de los padres. Es una coincidencia datística que se repite, por supuesto, cada año, y que se me legó también a mí en torno al día de acción de gracias. Ayer Nicole, que ha mejorado mucho de su pierna y no siente dolor, me dijo en la cocina que en la noche del 17 para el 18 había soñado con “Abuelo Papi” y que éste le contaba alguna historia mientras la acompañaba, sentado en la cama. ¿Y si el viejo vino a conversar en la noche de su cumpleaños con su nieta? ¿Y si acaso fue capaz de traspasar las barreras de esa dimensión inexpugnable a la que creo que muchos nos largamos cuando finalizamos nuestra vida terrenal? No pude ni siquiera evitar el llanto, la tristeza y la esperanza. El abrazo de Nicole, mi hermosísima princesa de 14 años, alivió mis pesares. La fragilidad del tiempo nos vuelve vulnerables y tontos en algún momento. Me repito a mí mismo que nunca volverá a suceder, y es muy probable.

Familia 2

Eran cerca de las seis de la mañana y dormía, como siempre, en el butacón del cuarto debido a los avatares de mi espalda, cuando sentí el retorcijón del cuello. Soñaba en ese mismo instante con mi padre; era un sueño inusualmente dulce. Él rememoraba alguna historia con esa dulzura perenne y nosotros (yo y alguien más, probablemente Ani) lo escuchábamos en torno a una mesa. El despertar fue amargo y dulce al mismo tiempo.

Nicole sigue recuperándose de su pequeñísima fractura y Rafe continúa siempre en su cuarto, jugando y viendo videos en youtube. Yo tuve una jornada simple en la oficina de Kendall donde lo más memorable fue darle la noticia a una paciente de 47 años, hermosa y triste, de que era portadora de Sífilis y que había que tratarla. Por lo demás, el mundo sigue…

Familia 1

Ayer sábado Nicole se fisuró el hueso navicular del pie derecho. Estaba en clases de taekwondo cuando pateó la rodilla de un muchacho rival. Había regresado a las prácticas de competición y combates luego de una larguísima pausa. Ani la llevó a Urgencias donde le pusieron una bota y le ordenaron medicamentos. Se siente bien.

Ani y yo salimos hoy al cine a ver «Top Gun: Maverick», de la cual hablaré más adelante en la sección de cine. Antes almorzamos en Bocas, un restaurant cercano a la sala de teatro donde cocinan muy bien. Me comí uno de los mejores arroces fritos que recuerdo. Ayer, mietras Nicole estaba en urgencias, me encontré con Angel Velazquez de Callejas y con la presentadora de Tv Martí Karen Caballero para ajustar algunos temas de la próxima Convención de la Cubanidad que Angel, con tanta buena vibra, siempre trata de sacar adelante.