3115

Creo firmemente que vivimos los prolegómenos de una nueva etapa en la historia de la humanidad, de un nuevo episodio “socio-político” post capitalista que comenzó a estructurarse en términos prácticos un poco después de la mitad del siglo pasado y que terminó por establecerse tras el triunfo presidencial de Barack Obama en los Estados Unidos y la creación y popularización del smart phone. El cierre del ciclo pre secuencial aconteció, pienso yo, con el establecimiento práctico de la paralización de las fuerzas productivas a causa del manejo oportunista de una pandemia que muchos aceptaron y acunaron con beneplácito (mientras el poder de gobiernos e instituciones se volvía invencible) y, sobre todo, con la instrumentalización de un golpe de estado político minuciosamente planificado y ejecutado por instituciones partidistas y gubernamentales en noviembre del 2020.

Como todos sabemos, la fuerza de la historia es imparable. Resguárdense, aquellos que aún siguen creyendo en las leyes del viejo mundo, de la mejor manera posible si es que no quieren ser barridos por la ola de la “nueva modernidad”. Aunque todos sabemos que la capacidad de adaptación del ser humano es inconmensurable, y es allí donde radica la garantía del éxito de los nuevos hacedores del futuro.

3114

La historia ha cambiado. El mundo es otro. Al derrumbe absoluto de las ideologías tradicionales se suma la autocomplacencia y el mesianismo de los autotitulados “salvadores del mundo” como factores generadores de una sociedad futura. Es decir, aquellos que manejan las palancas del poder y que imaginan una sociedad “perfecta” no lo hacen ya para enriquecerse aún más o para atesorar mayor poder. Lo hacen para trascender. Y eso es aterrador. Cualquier debate sobre el presente y el futuro, para ser serio y competente, debe de despojarse del discurso tradicional que ha primado durante los últimos250 años. Hablar de comunismo o capitalismo a estas alturas, es un gazapo anacrónico y futil. Pero no creo que sea algo que pueda entenderse por ahora. Tiempo al tiempo…

3112

Las ideologías tradicionales que surgieron tras la ilustración, como tantas veces lo he pensado y dicho, han perdido su estructura básica fundamental de praxis, no por holgazanería intelectual sino por circunstancias vivenciales. El mundo, que se desliza con premura hacia una nueva etapa de la historia de los hombres, deja tras de sí las sobras de una civilización ya antigua (exenta de las definiciones clásicas éticas y morales) para dar lugar a una filosofía del «nuevo acomodamiento», de la cual aún no se atisba claramente el sostén fundamental de su entelequia, pero que se vislumbra parcialmente en los «mandamientos» occidentales del Foro de Davos y en los totalitarismos residuales del comunismo que se aglomeran alrededor del foro de Puebla y del gigante chino. Lo que dice el periodista norteamericano Glenn Greenwald, hombre cercano anteriormente a las ideas socialistas del siglo XXI, podría también haberlo dicho cualquiera de nosotros que se precie de atesorar al menos algo de sentido común. Es esa una muestra de toda esta perorata que les acabo de dar. Tiempo al tiempo y veremos que seguir debatiendo sobre los estamentos perpetuos de la consecución y mantención del poder a la usanza de la etape pre-Covid no es más que un ejercicio fallido y demodé.

3083

La pérdida de la humanidad a la que aludía el matemático Shafarevich, llegará de manera literal no por la imposición de un sistema político determinado o de una ideología tradicional, sino de la mano de los poderosos altruistas que hoy en día sostienen la idea de la «perfección humana» por medio de la «apoteosis de la tecnología». El punto es: ¿de qué sirve la trascendencia absoluta si en el camino perdemos nuestra humanidad? Para los cortos de mira, los imberbes, los facilistas del presentismo, los crédulos extremistas, la respuesta es simple y obvia.

3082

El gran C. S. Lewis a quien nadie escuchó en su tiempo:

«El proceso que, si no se frena, abolirá al Hombre, avanza rápidamente entre los comunistas y demócratas no menos que entre los fascistas. Los métodos pueden (al principio) diferir en brutalidad. Pero muchos científicos de ojos apacibles, muchos dramaturgos populares, muchos filósofos aficionados entre nosotros, significan a la larga lo mismo que los gobernantes nazis de Alemania. Los valores tradicionales deben ser ‘desacreditados’ y la humanidad debe ser recortada en una nueva forma a voluntad (que, por hipótesis, debe ser una voluntad arbitraria) de unas pocas personas afortunadas…»

3077

Entramos en una nueva era donde la ideología tradicional de las clases sociales (posteriores al iluminismo y a las revoluciones industriales del siglo dieciocho) entra en franco deceso. Ya rigen los autoritarismos medioambientales y tecnológicos y la politiquería del “buenismo” con todos los postulados “woke” a la cabeza, compartidos desde Argentina a los Estados Unidos, desde Alemania hasta Israel. El mito occidental de que “los pueblos mandan” no es más que una falacia. Como siempre, el mundo es regido por aquellos intereses que atesoran el poder; sólo que ahora esos intereses han mutado en una especie de monstruo que aún no alcanzamos a entender. El afán de trascendencia es un enemigo poderoso… el más magnífico y soberbio que alguna vez la ilusoria “libertad” de los hombres haya enfrentado.

3069

“Trump es responsable del ataque del miércoles al Congreso por parte de los alborotadores de la turba. Debería haber denunciado inmediatamente a la turba cuando vio lo que se estaba desarrollando».

* Kevin McCarthy, flamante líder de la nueva mayoría republicana en el Congreso, sobre los hechos del 6 de enero del 2021.

(Veo a los a auto-calificados “trompistas” muy contentos con la “victoria” partidista en el congreso. Tendrán alguna idea de lo que pasa frente a sus narices?)

3064

Trump ha sido el único outsider verdadero de la política norteamericana de los últimos 40 años. Por eso se encargaron de aniquilarlo. No es un secreto. El propio magnate constató la imposibilidad de cambiar verdaderamente el rumbo de Occidente durante su presidencia. Rodeado de la clase política tradicional (ese nido de víboras) a duras penas pudo salir indemne de la casa blanca (por ahora). Fue incapaz de oponerse a la narrativa programada de la histeria del covid, jamás pudo constituir un gabinete decente de personas que compartieran su visión de nación y tras el robo a cara descubierta de noviembre del 2020 jugó dentro de las fronteras que le establecieron. Ni más ni menos. Ahora con su persistencia tenaz sobre la necesidad de validar un sistema que lo descabezó, no hace otra cosa que deslegitimar todo su discurso anterior. La trampa fue certera; la encerrona, formidable. Los enemigos del “loco” no han dejado cabos sueltos. Tras la pérdida del timing tras los hechos infaustos de noviembre del 2020, el nuevo mundo ha echado a andar, incluso con la complacencia de sus más acérrimos críticos. La legalización de la falacia de la democracia se ha impuesto.

3063

Según The Hill, el mayor donante de la farsa electoral de turno es el mega reaccionario George Soros, con 128 millones de papelitos verdes destinados a la causa de la “democracia”. (En este punto trato de contener las carcajadas). Así que anímense y cooperen con la voluntad del magnate húngaro (y sucedáneos) de consolidar el show a como de lugar. Voten por el gordiflón parásito que se enfrenta al otro gordiflón ocioso en la boleta y ayuden a engrandecer la voz del pueblo (aquí vuelvo a desparramar una risotada inevitable) y a cimentar las esperanzas de una libertad sin cortapisas. Anímense que mientras ustedes votan, yo apuro una copa de Glenfiddich…

3060

«El grupo de Puebla, heredero ideológico del foro de Sao Paulo, contra el Foro de Davos». Ese es el verdadero debate de estos tiempos. Una contienda que retoma vuelo tras el triunfo de Lula, un extremista ideológico de la vieja guardia. Esta discusión, de más está decirlo, es entre postulados de izquierda que, de una forma u otra, comulgan con aquello de la nueva justicia social. La batalla será ganada por el foro económico mundial, por supuesto. De hecho, ya está ganando.

Y aunque esta especie de nueva ideología global (en realidad es un conjunto de fundamentos que le adeudan al marxismo, pero NO son marxismo) maneja el concepto de un colectivismo tecnológico y corporativista que, con la complacencia de muchos, intenta regir en el futuro, no es ni siquiera el sueño pajístico de Marx y sucedáneos. Podemos decir con algo de justicia que el futuro colectivismo social habrá emanado más del capitalismo democrático occidental que de los manuales de filosofía comunista.

Hace unos meses un famoso comentarista político decía lo que para mí es una verdad del tamaño de un templo: la mayor amenaza para los Estados Unidos no es el comunismo sino el globalismo. Creo que la «muerte» de las ideologías será un hecho a mediano plazo (ya es, de hecho, una realidad en ciernes). Pero será una muerte con un ganador inobjetable. La sociedad entera, de hecho, se ha preparado para ello. Los últimos 32 meses son el vívido ejemplo de que con determinación y guaniquiqui, se acarrea al ganado con facilidad extrema.

3049

El brillante teorico del post liberalismo Sohrab Ahmari lo dice fuerte y claro. Escuchen:

«Los estadounidenses vivimos bajo un régimen. En un sentido técnico, todos los pueblos viven bajo regímenes, cada nación tiene un orden político organizado. Pero uso el término “régimen” en el sentido amenazador que los liberales estadounidenses suelen aplicar a lugares como, bueno, la Rusia de Putin. Solo que nuestro régimen es mucho más sofisticado que la burda autocracia de Putin. Ejerce su tiranía a través de actores privados: trabajadores de Silicon Valley, reporteros del Times. El régimen se ha absuelto».

3027

Gracias a pensadores post liberales como Patrick J. Deenan o el muy joven Aditya Prathappor, ya no es necesario continuar incluyendo al conservadurismo y al liberalismo tradicional de derechas dentro de un mismo saco. A pesar de la muerte inminente (o ya consumada) de las clasificaciones ideológicas tradicionales nacidas a la sombra de las revoluciones del siglo dieciocho (específica y fundamentalmente la francesa) aún hoy es preciso establecer que la teoría naturalista de Locke es bastante incompatible con las apetencias humanas y los intereses de los círculos de poder que rigen y regirán el mundo. Y es una tranquilidad comprobarlo, créanme.

Yo mismo, en un rapto de irrealidad utópica, tiendo a pensar que la salvación de los “valores humanos tradicionales” yace allí donde un gobierno de sabios (un imposible práctico, por cierto) imponga mano dura y acarree a las masas hacia la consecución no de un “bien común” sino de realizaciones personales. ¡Que difícil paradoja! Pero aunque pueda parecer contraproducente, ya en la mismísima América Latina tuvimos una regencia “post liberal” ejemplar en el gobierno militar de Chile, donde la “bonanza colectiva” se estableció a partir de una administración severa en el cumplimiento de las leyes, que no admitía “pedanterías” a las masas.

Por cierto, hoy es Septiembre 11, y más allá del recuerdo execrable del atentado terrorista del 2001 y sus funestas consecuencias posteriores para las libertades individuales, también se celebra aquel pronunciamiento militar que terminó sacando del poder al cáncer del colectivismo “positivista” lidereado por el títere de los socialismos de la época, el infausto doctor Salvador Allende…

3026

No soy cristiano, pero tampoco anticlerical. No soy dinástico, pero tampoco antimonárquico.

Es decir, según las antiguas nomenclaturas (realmente ya no válidas en lo absoluto) no soy de izquierdas ni cagando. La vida es mucho más compleja que una simple cuestión de etiquetas (pero aún así, uno tiene su corazoncito anticolectivista latiendo saludablemente).

3023

El discurso de Joe Biden en el que declara a sus rivales políticos como enemigos de la patria, constituye un parteaguas en la historia política de esta nación y, por ende, de todo el Occidente. Es el pináculo de las ambiciones dictatoriales del mal llamado «progresismo» ideológico. Tal parece que el fenómeno «Donald Trump» ha terminado convirtiéndose en la excusa perfecta para arrasar con cualquier disenso social.

Sí, vivimos tiempos oscuros y confusos, donde muchos que se catalogan a sí mismos como «derechistas» e incluso «conservadores» siguen considerando al actual «presidente» y a sus asesores como seres incapaces e ineptos alejados de la realidad, como torpes operadores políticos que no saben a dónde van… y a sus críticos más lúcidos como «conspiradores». (En esa infausta categoría conciliábula entrarían desde Sorah Ahman hasta Patirck J. Deenen).

… tiempos en que los alabarderos alados de la «democracia» justifican y aplauden el conato de veto por parte de esta administración, bajo la peligrosa premisa de que «el mal debe ser acallado», idéntico argumento al de tantos horrores previos. Pero el «futuro luminoso» tiene que construirse a cualquier costo, sobre todo por encima de los cuerpos pútridos del pasado, a la usanza de la revolución francesa…

3020

El arte es perverso cuando se utiliza para ejercer propaganda política. La Middle Earth de Tolkien se ha covertido en un dechado del wokismo, ése cáncer que lo invade todo. El nuevo mundo ha de ser construido sobre las ruinas de la civilización previa. No importa quien caiga. Que todo sea por la causa, camaradas!