2070

Hey, la guerra de Ucrania sigue! Dónde están sus banderitas? Dónde su solidaridad sin límites? Egoístas! Ah, y el catarro causado presumiblemente por el Covid sigue contagiando a mucha gente. Dónde el logo de que te quedas en casa? O de que estás vacunado tres y cuatro veces? Importa, acaso, que los gobiernos ya no cuenten número por número para que tu sensible corazón no se aflija? Tontos!

La masa, acéfala y peligrosa, merodea a cada paso. No busques culpables a tus desgracias. El culpable eres tú.

2027

Un nuevo virus respiratorio azota al condado Dade y más allá. Causa fibre, dolores musculares, tos. Los múltiples pacientes que he atendido me dicen que es como si una aplanadora les pasara por encima. El germen no da positivo en esos numerosos tests que se usaban para “detectar” al Covid. Si comparamos el efecto de este noblísimo y escasamente aupado virus con el tramo inicial de la histeria del covid, los efectos de este último son, qué duda cabe, más soberbios. Pero… nadie dice nada y la vida transcurre normalmente, tal y como debe ser. Nada de encierros mandatorios ni falsas obligatoriedades. Nada de histéricos apocalípticos y mucho menos de epidemiólogos o médicos virtuales. Qué gran alivio! Entienden ahora el por qué siempre les decía que el mundo no podía paralizarse por un virus como otro cualquiera? El problema es que ya el daño está hecho: crisis profunda, inflación sin previo parangón alguno, cambios políticos irreversibles y, sobre todo, la génesis de un mundo nuevo que ya está aquí. Y sí, la culpa recae también sobre la mayoría de vosotros. Yo no… yo estoy libre de culpas, yo estoy por encima del bien y el mal. Me enorgullezco.

2008

Hace hoy un par de años, a propósito de un post que publiqué donde decía que de continuar las políticas restrictivas gubernamentales (Trump en ese entonces) a consecuencia de la histeria del covid el futuro que nos esperaba era negro, sostuve un pequeño debate con una señora, aún amiga aunque desaparecida desde entonces, que me reclamaba por mi “pesimismo”.

Curiosamente hoy vivimos en carne propia ése futuro negro sobre el cual les advertía: un monumental fraude-golpe de estado en noviembre del 2020, miles y miles de empresas quebradas, la mayor inflación en la historia de la nación de los últimos 80 años, el avance inmisericorde del colectivismo estatista, mayor pobreza…

Ante el buenismo del optimismo fatuo, el gaznatón irredimible de la realidad. Y créanme, no es el sopapo falaz de Will Smith el que nos atosiga…

1551

La construcción de la entelequia de la histeria del covid ha rendido sus frutos. Demostró aquel viejo adagio de que con el miedo todo se puede. Las “cultas” y grandes masas de occidente y el resto, sucumbieron al discurso del horror con una parsimonia espantosa. Y cuánto hemos perdido!

Me pregunto qué dirán aquellos que con tanto ahínco (colegas y neófitos) salieron a crucificarme desde el mismo marzo del 2020 cuando yo afirmaba que el mundo no podía paralizarse por un virus respiratorio como tantos otros en la historia. Modestia aparte, la razón siempre me asistió.

Pero aún el tipo duro y recio que se autocalifica de guerrero llora en una esquina tras haber sufrido fiebre y malestar. “Casi me muero”, musita con desgano. Aquel otro, republicano de pura cepa, exige que todos se vacunen como muestra de solidaridad social. El demócrata humanista le ruega al Estado que se haga cargo de los hijos de los irresponsables…

Y el peor golpe de todos se le ha asestado a las ciencias. Ahora las vacunas no son vacunas (matizan, no previenen), las cuarentenas medievales “salvan vidas” y las infecciones respiratorias altas requieren más atención que los padecimientos cardiovasculares (las modificaciones codificatorias del ICD10 son un ejemplo)

Hemos perdido mucho en estos años. Se ha sembrado la cosecha que nos horrorizará (a los libres de espíritu) en el presente y el futuro. La humanidad ya está lista para volver a sus raíces de sumisión y duda, luego de un par de siglos en que llegamos a creer que el infinito podía tocarse con las manos. Hagamos un requiem por ese mundo que se ha ido.

1527

Al fin el Journal of the American Medical Association publica un estudio donde corrobora con certeza que los números estadísticos “revelaron el desarrollo de miocarditis y pericarditis tras la vacunación con COVID-19 basada en el ARNm, que es mayor en los adolescentes varones y en los hombres jóvenes”.

(Los casos recurrentes de tromboembolismo son aún más numerosos, pero su estudio continúa siendo tabú)

Mientras tanto, en un hospital de Boston le negaron el transplante cardiaco (es decir, lo condenaron a muerte) a un hombre de 31 años que rehusó colocarse la vacuna. Tal y como les decía hace un tiempo, aquello de la obligatoriedad es sólo un término burocrático, pues en la práctica quien no termine cediendo se convertirá (ya lo es!) en un paria.

1525

Dice una encuesta de Rasmussen que el 59 % de personas afiliadas al partido demócrata soportan la idea de que las personas no vacunadas contra el Covid deben de sufrir arresto domiciliario. Y el 47 % piensa que el gobierno debe de rastrear y monitorear a aquellos que no quieren vacunarse. El 48 %, en cambio, considera que quienes cuestionen públicamente la eficacia de las vacunas contra el virus, deben de ir a prisión. El 29 % de estos militantes demócratas cree que los padres “irresponsables” que no se han vacunado, deben de ser separados de sus hijos. Hay porcentajes menores de votantes republicanos que piensan igual, por cierto. Son las turbas “revolucionarias” que se complacen con el mitin de repudio y con la segregación de quien se atreva a ser libre.

Turbas que están de plácemes, pues se anuncia el advenimiento de otra cepa viral (el universo es infinito), la Ómicron Ba-2 que reavivará el sueño dorado del control absoluto del estado. Y a pesar de esa derrota transitoria que fue el no poder “legalizar” la administración obligatoria de la vacuna en las compañías grandes que emplean a gran cantidad de trabajadores, lo cierto es que a quienes diseñan el futuro, ni siquiera les afecta.

De todas formas, para poder viajar a otros países se necesita estar vacunado, para recibir tratos no discriminatorios en hospitales, instituciones o edificios federales, se necesita estar vacunado, para entrar a los restaurantes de algunas grandes ciudades de la nación, o para comprar en algunos lugares específicos, se necesita estar vacunado. Es decir, se ha institucionalizado la ilegalidad, en nombre de un bien común siempre inexistente y peligroso.

Mientras tanto, la nación se sigue empobreciendo (hoy llené el tanque de mi camioneta con más de 60 dólares y comprobé una vez más que los precios en los supermercados se han disparado, como nunca antes en la historia del país) y los reportes indican que ciudades inmensas como Chicago, que han recibido billones de dólares de ayuda federal en tiempos de “pandemia” se hunden en las deudas y la inflación. Además, los agentes investigativos de las agencias federales, y jueces y magistrados, siguen apoyando y reforzando las acciones del infausto “January 6th Committee” al que el propio Alan Dershowitz ha calificado como “un organismo congresional que viola las leyes legislativas”. Pero… ¿a quién le importa?

Lo que sí está claro es que tipos librepensadores como Joe Rogan, por ejemplo, la tienen muy difícil en estos tiempos, pues por el hecho de invitar a su programa al vituperado científico Robert Malone, el surgeon general de la administración Biden, el doctor Vivek Murthy, ha pedido que se prohíba y se cancele el show. ¿A dónde se ha largado la libertad, se preguntarán ustedes? Los más escépticos dirán que nunca ha existido, que jamás ha sido cierta. Algunos otros reconocerán que ya no habita en estos lares. A la mayoría ni siquiera le importa.

1520

The Ekstra Bladet, periódico danés, disculpándose con sus lectores por la manera en que trataron el tema de la pandemia:

«Exactamente, se ha demostrado que las cifras oficiales de hospitalización por Covid son un 27 por ciento más altas que las cifras reales. Eso lo sabemos ahora. POR SUPUESTO, son las autoridades las primeras responsables de informar a la población de forma correcta, precisa y honesta. Las cifras de cuántos están enfermos y murieron de corona deberían, por razones obvias, haber sido publicadas hace tiempo…»

Amigos míos, el bluff ha sido universal, como todos saben…

1519

Lo siento, agoreros conspiranoicos de la pseudo ciencia.

Los estudios estadísticos de Inglaterra y Escocia muestran que tanto el índice de pacientes positivos, como los de hospitalizaciones y muertes por Covid-19 son significativamente más altos entre pacientes completamente vacunados que entre pacientes no vacunados. Fíjense también en el número de muertes, una cosa ridícula. Probablemente desde diciembre para acá hayan muerto más personas atragantadas con una hamburguesa McDonalds que por el dichoso virus…

1516

No, el Covid no es un germen letal. Es decir, su porcentaje de muertes sobre 100 pacientes contaminados, desde antes el comienzo de la administración de las vacunas fallidas, no sobrepasa el 1.5%, (sumando todos los casos manipulados por un sistema de codificación erróneo) lo cual está acorde a otros muchos gérmenes respiratorios virales.

No, el Covid no causa coagulación intravascular diseminada, y mucho menos la arteritis de Kawasaki en pacientes pediátricos. Su principal complicación es la neumonía viral y en casos contados el síndrome de distress respiratorio.

No, el Covid no se trasmite por vía airborne. Tocar una superficie presuntamente contaminada tampoco te enfermará. La única forma demostrada de transmisión es por droplets, aunque la histeria haya intentado dictar una cosa diferente.No, el Covid no desaparecerá de la noche a la mañana. Ya se ha vuelto, de hecho, estacional, al igual que otros coronavirus e influenzas. Se requerirá, para aquellos que teman contaminarse, de una vacuna anual tal y como ocurre con el flu. Vacuna que bajo ninguna circunstancia debe de ser obligatoria. La dinámica debería ser la misma que la vacuna de la influenza.

No, las vacunas del Covid no funcionan, hasta ahora. La labor fundamental de una vacuna cualquiera es profiláctica, es decir, su mecanismo de acción está destinado a crear una respuesta inmune que evite el contagio. Yo he tenido en consulta centenares de pacientes vacunados completamente que se han contagiado, mostrando un abanico de síntomas que van desde cuadros leves hasta hospitalizaciones serias.

Sí, las vacunas contra el Covid causan complicaciones que pueden poner en peligro la vida. Yo personalmente he tenido dos pacientes que han desarrollado cuadros graves de tromboembolismo pulmonar. La consecuencias futuras de su administración, aún son impredecibles.

Los anticuerpos monoclonales se utilizan con éxito como mecanismos de inmunidad inmediata desde 1985. Yo los he manejado en casos de Covid. No puedo asegurar que sean realmente efectivos en contra de este germen viral, pero parecer evitar las probables y escasas complicaciones, acortan probablemente la vida media del covid y disminuyen la sintomatología.

1512

Acabo de ver un reportaje de Euronews sobre las restricciones a los no vacunados en Quebec. Es un verdadero horror, de más está decirlo. No pueden comprar bebidas en las licorerías ni entrar a muchas tiendas y comercios. Lo peor es lo que contestan los ciudadanos de a pie cuando son inquiridos sobre el particular. Todos están de acuerdo con las medidas draconianoas del gobierno. A esa nueva especie sub humana de no vacunados hay que aplastarla como a cucarachas! El mundo se ha convertido en una mierda, como nunca antes.

1510

A new world…

Art Caplan, el testaferro consultor ético de Medscape, en una columna donde analiza si los no vacunados deben de pagar más por su seguro médico, ladra con devoción:

“Lo que realmente tratamos de hacer es cambiar el comportamiento y decir a la gente: «Nos va a costar más. Esto es un recordatorio. Vacúnate». Si esa estrategia realmente funciona, podemos mirar a Grecia y a otros países, como Alemania y Gran Bretaña, que están pensando en copagos y sanciones económicas, y ver qué tal resulta. Entonces, creo que podemos tener algo que queremos probar”

1504

No hay manera posible de garantizar a un 100 porciento que alguien diagnosticado con Covid-19 realmente porte el virus. Y no la hay porque ninguna de las pruebas que se utilizan, desde inicios de la pandemia, son veraces. Ni el PCR ni los Ag son creíbles debido al alto número de falsos positivos que acarrean consigo. Es decir, toda la data estadística de la pandemia está basada sobre presunciones y no hechos. Tampoco hay estudios específicos que puedan delimitar una variante de otra! Por eso si mañana a cualquier institución o gobierno se le ocurre decir que una nueva cepa está atosigando al mundo (como el Ómicron ahora mismo) no hay manera posible de afirmarlo o de negarlo, porque a la gente se le sigue haciendo los consabidos PCR y Ag, tipos que se mueven positivos ante la presencia de una infinidad de virus.

Lo mismo sucede con los estudios de carga viral hospitalaria en pacientes graves. No se hacen! Es decir, cualquiera sale positivo a un test de los existentes (en este caso podría ser un falso positivo fácilmente) y luego muere, y se le achaca alegremente la estadística al germen de moda. Eso sin hablar de las triquiñuelas codificatorias que subieron la tasa de tetalidad del virus en un 50% al menos.

Tras la narrativa covidiana subsisten datas estadísticas no fiables y mucha pseudociencia. Y es que construir una falacia, aupados por instituciones todopoderosas y gobiernos, es un ejercicio mucho más fácil de lo que parece. Por eso usted, sí, usted mismo que ahora tiene un catarro de tres pares y ha sido diagnosticado positivo al Covid 19, sepa que lo mismo puede estar cursando con una infección por adenovirus o rinovirus o parainfluenzas o influenzas o coronavirus tradicionales… y que lo que debe hacer es lo que siempre hizo: lavarse las manos, evitar multitudes, comer sano y tratar sus síntomas. No deje que la narrativa del terror lo siga paralizando.

1500

El solo hecho de que la narrativa del covid como germen apocalíptico se mantega límpida, fresca y poderosa 14 meses después del robo a Trump, es una demostración clara y fehaciente de que la implementación de la histeria jamás tuvo como objetivo único y final la consecución del apartamiento y desmantelación del “trumpismo” como fenómeno político. Todos aquellos que argumentan tal cosa (“asere, el covid lo tiraron los chinos en componenda con los ‘demoratas’ pa echarse al titán”) están perdidos en la luna de Valencia y no ven más allá de sus narices.

El solo hecho de que la narrativa del covid aún se sostenga es el ejemplo preclaro de que la implementación de la histeria siempre persiguió un fin más profundo y trascendente: modelar un nuevo mundo, un futuro “distópico”, una nueva historia. Aquel ya vetusto concepto teórico de Fukuyama, al final, no llegó de la mano de la prevalencia de una ideología cualquiera, sino precisamente de la muerte de todas. Que viva, compañeros, la nueva revolución…

1499

El presidente Trump demoró la friolera de nueve meses en apuntar que los números de casos positivos por el Covid estaban inflados, gracias a las trampas de codificación incorporadas al ICD-10 (yo lo dije desde el primer día, mediados de Abril del 2020). Si Trump se hubiera decidido, desde un inicio, a defender esta verdad (la de la farsa estadística del Covid), si no hubiera claudicado ante la histeria y, sobre todo, si hubiera despedido sin remilgos al burócrata Fauci, no hubiera sufrido tantas horrendas tribulaciones (como la de haber sido despojado de un triunfo electoral redondo) y el excepcionalismo norteamericano aún atesoraría algo de esperanza. Pero no, sobre sus espaldas recae también la culpa.